Juanín
4 de enero de 2007 - El Comercio Digital
Pablo García
El pasado 2 de enero se cumplieron treinta años de la muerte en accidente de automóvil de Juan Muñiz Zapico, 'Juanín', el dirigente de Comisiones Obreras nacido en La Frecha (Lena), que fue condenado a 18 años de cárcel por el Tribunal de Orden Público en lo que se conoce como 'Proceso 1001'. Si por si misma la figura de Juanín merece ser recordada en fecha tan significativa, lo es más en esta época de insensatas revisiones de etapas cruciales de nuestra historia contemporánea.
Frente a esa historia que está siendo revisada o inventada hoy más que nunca por personas que no desean conocer el verdadero pasado, sino sólo acomodar aquel a sus objetivos. Frente a la vieja tendenciosidad de aquellos que cuentan el pasado a partir del papel de los 'notables', que tomaban las decisiones en las altas esferas políticas, está la Historia que aborda el papel del movimiento obrero, de las clases sociales o de las influencias ejercidas recíprocamente por los factores económicos, sociales y políticos.
En este sentido, la corta vida de Juanín es la historia de una generación obrera que se enfrentó a la dictadura franquista, impulsó una importante conciencia de clase y desarrolló una trascendental labor de organización sindical y política de los trabajadores. Una labor que hizo de las Cuencas y de Asturias un bastión fundamental de la oposición al franquismo.
Como ha escrito Francisco Prado Alberdi, presidente de la Fundación Juan Muñiz Zapico, en los años previos a su muerte, Asturias era un hervidero de huelgas y movilizaciones constantes que se extendían cada vez a más empresas, sectores y comarcas.
Las luchas laborales derivaban casi de manera automática en movilizaciones de oposición al régimen, y se exigía de manera generalizada la readmisión de los despedidos, la amnistía y las libertades políticas y sindicales. A todo ello contribuyó de forma muy importante Juanín y muchos otros dirigentes obreros.
Cuando se dice que «Franco murió en la cama», parece que se quiere decir que la democracia nos fue donada, fruto de una generosa cesión de los notables del franquismo. Permítanme discrepar, para mi no hay duda de que nuestra democracia fue conquistada, y en esa conquista los trabajadores y gente como Juan Muñiz Zapico fueron determinantes. Porque los pueblos, a veces, se empeñan en hacer su propia historia.