Un desgraciado accidente de tráfico impidió a Juan Muñiz Zapico, histórico luchador asturiano por las libertades, militar en una legalizada Comisiones Obreras. De lo uno y lo otro se cumplen ahora treinta años, pero nadie ha olvidado. Y sobre todo nadie olvidó a Juanín y su lucha.
El sindicato, en el treinta aniversario de su legalización, rinde tributo en Gijón a la memoria de Juan Muñiz Zapico.

Gijón, Nadia Hevia

	De izquierda a derecha, Juan Sánchez, Francisco Santianes, Genita Torre, Alberdi, Manuel Asur y Marcos Muñiz.

El camarada Juan Muñiz Zapico falleció en un accidente de tráfico hace ya 30 años, pero su memoria, su lucha por las libertades y los derechos de los trabajadores y por una sociedad más justa son valores que continúan hoy más vivos que nunca. Referente de sindicalistas, socialistas y comunistas, Comisiones Obreras rindió ayer un sentido homenaje a Juanín coincidiendo con el trigésimo aniversario de la legalización del sindicato. Un hito histórico que, sólo por unos meses, no pudo vivir.

Más de un centenar de personas se dieron cita en la calle gijonesa que lleva su nombre. Políticos y sindicalistas recordaron su figura y le dieron las gracias. «Con sus decisiones y las de muchas personas, entonces se forjaron las Comisiones Obreras», destacó Juan Sánchez, secretario de la Unión Comarcal del sindicato, y recordó que Juanín (el único asturiano del proceso 1001 y condenado a 18 años de cárcel) «está vivo como un firme valuarte de la lucha de clases». Su legado y sus ideas son hoy la base de la lucha del sindicato y de los defensores de la izquierda. «Hablar de él es hablar del presente», aseguró Sánchez, quien dijo ver a Juanín «en cada uno de vosotros, en cada paso hacia una sociedad socialista y en cada triunfo de la clase obrera».

El secretario de la Unión Comarcal de CC.OO. de Gijón aprovechó las celebración de los 30 años de legalización del sindicato para reafirmar su lucha porque «los astilleros sigan en El Natahoyo, los altos hornos en Veriña y los tejados de las industrias de Tremañes, Porceyo y Sotiello», al tiempo que anunció que continuarán exigiendo la dotación pública para los estudios, una sanidad pública de garantía y unos servicios sociales a la altura de las circunstancias. No obstante, insistió en la lucha contra los accidentes laborales.

«Ejemplificó lo mejor de la militencia comunista», recordó Francisco Santianes en Contrueces

«Un hombre ejemplar». El concejal de Izquierda Unida del Ayuntamiento de Gijón y secretario general del Partido Comunista de Asturias en la ciudad, Francisco Santianes, no tenía palabras para describir a un hombre «que ejemplificaba lo mejor de la militancia comunista, el coraje ante la vida y la coherencia que permite que los comunistas de hoy sigamos en pie, pese a los palos». Santianes recordó que durante 40 años sólo los comunistas hicieron oposición al régimen franquista. En ese sentido, habló de «la unidá» que siempre defendió Juanín, y aseguró que hoy «sería un máximo defensor de nuestro proyecto político en Izquierda Unida». El secretario general del PCA en Gijón reconoció que la lucha de hoy «es menos heroica, pero más ingrata».

Al acto tampoco faltó el presidente de la Fundación Juan Muñiz Zapico, Francisco Prado Alberdi. Cansado de recordar la lucha de Juanín contra la dictadura y por la democracia, criticó la actitud de la «derecha radicalizada actual, que nos acusa de enterrar los valores de la transición». Para Prado ALberdi, el problema está en creer «que los pueblos movilizados no pueden conquistar nada y que los gérmenes de la democracia estuvieron en la dictadura», algo por lo que Juanín luchó y por lo que fue encarcelado en varias ocasiones. «Recordarlo significa recordar las movilizaciones de los trabajadores», dijo para terminar, afirmando que «la democracia ha sido conquistada, no donada ni otorgada». Al acto acudieron también Jesús Iglesias y Jesús Montes Estrada, máximos líderes de IU en los ámbitos regional y local, y el veterano comunista Manuel García «Otones».

Genita Torre -viuda de Juan Muñiz Zapico- y sus hijos -Yolanda y Marcos- tampoco faltaron. Este último insistió en la necesidad de la izquierda «de reflexionar para ser sociológicamente de izquierdas en todos los aspectos», al tiempo que señaló que este homenaje «es para los miles de personas» que lucharon como su padre. Entre ellas, «mis güelos, que animaron y alentaron a muchos para que lideraran el movimiento». El poema «Treinta años después», de Manuel Asur, puso fin al acto.