Resumen de prensa
Entrevista a Rubén Vega García, autor de la biografía de Juan Muñíz Zapico, ’Juanín’
"Juanín encarnó a la generación de luchadores que ensancharon el espacio de libertades"
9 de junio de 2007 - laRepublica.es

Javier Barrio/Gijón

Juan Muñíz Zapico, ’Juanín’, murió a las puertas de la democracia con sólo 35 años. La vida de este dirigente sindical fue representativa de una época y de todos aquellos jóvenes trabajadores que, ante la sobreexplotación y represión del régimen, arriesgaron su vida por la libertad. Su reconocido prestigio, capacidad de análisis, diálogo y visión unitaria le hicieron ser uno de los protagonistas indiscutibles de la Transición. Ahora, cuando se cumplen 30 años del fallecimiento de este histórico dirigente sindical asturiano en un aparatoso accidente de tráfico, el historiador Rubén Vega recupera su vida a través de la publicación de su biografía.

-¿Con la elaboración del libro se culmina la conmemoración de los 30 años de la muerte de Juan Muñíz Zapico?

Sería por mi parte un poco pretencioso afirmar eso, aunque el presidente de la Fundación Juan Muñíz Zapico, Francisco Prado Alberdi, lo cree así. Hubo momentos muy especiales en este aniversario, como el homenaje en el cementerio donde fue enterrado, pero hasta ahora no había un volumen que aglutinara toda su vida. La biografía, aunque sólo sea por la naturaleza de la obra, es lo que va a pervivir en el futuro.

-Muñíz Zapico ha pasado a la historia como uno de los mayores activistas asturianos en la lucha por alcanzar la democracia. En plena resaca electoral, ¿han elegido este momento del año por el marco en el que se desarrolla?

No, la fundación quería tener la biografía en enero y como suele ocurrir en materia literaria el momento lo elige el tiempo en que los autores tardamos en acabar los libros. La entidad hubiera querido que lo tuviéramos mucho antes y no durante la campaña electoral. En nuestro caso nos hemos retrasado con el plazo de entrega.

-A raíz de su muerte, el protagonista del libro ha sido considerado como un auténtico símbolo de libertades por un amplio sector de la sociedad asturiana. ¿Cómo han planteado la vida de Juan Muñíz Zapico? ¿Han intentado huir de la leyenda?

Nuestro planteamiento trata de huir de la hagiografía, de la leyenda y de la mitificación del personaje. También es verdad que ’Juanín’ no ha sido el Che Guevara pero, en cierta manera, los recuerdos de la gente, los comentarios y las publicaciones que se han efectuado en torno a su figura le han acercado a esa condición. Nuestro objetivo era adentrarnos con una mirada más desapasionada a un personaje que tiene muchas virtudes como militante, como luchador por las libertades, como sindicalista y como persona.

-Nace en La Frecha (Pola de Lena) y se cría en el entorno de las cuencas, un escenario muy duro por los constantes desafíos de los mineros al régimen. ¿Esta circunstancia fue determinante en su futuro posicionamiento?

Creemos que sí. De hecho él, en alguna entrevista de sus últimos tiempos, cuando ya era un personaje público, así lo constata. A partir de 1956, año en el que empezó a trabajar en el entorno de la cuenca del Caudal, se produjeron huelgas muy duras que clarificaron su camino. En ese tiempo, las cuencas eran entornos muy combativos con mucha tradición de movimiento obrero, y lógicamente esta circunstancia influyó en él.

-Su labor en Comisiones Obreras ha sido la parcela donde más ha destacado. ¿Cómo fueron sus inicios en este sindicato que en aquel tiempo era una organización clandestina, con el único objetivo de "meterse en el sindicato vertical y destruirlo"

Comisiones Obreras en aquel momento no era un sindicato. Ellos se consideraban a sí mismos un movimiento sociopolítico. ’Juanín’ comenzó a desarrollar su actividad sindical en el año 63. En ese momento era enlace de empresa, es decir, enlace sindical dentro de las estructuras del sindicato vertical, y lo volvería a ser en el 66. No sólo los militantes comunistas desarrollaban esta tarea, otras formaciones antifranquistas tenían esa táctica de entrar en las estructuras del vertical para trabajar desde dentro y derribarlo. Esta acción se denominaba entrismo.

-¿Estas acciones fueron las que desencadenaron su primera detención?

No exactamente. Él fue detenido por primera vez en octubre de 1967 porque ya pertenecía a la coordinadora provincial de Comisiones Obreras, y convocó una huelga acompañada de una jornada de protestas. Esta convocatoria le llevó a ser detenido y posteriormente procesado y encarcelado. Le condenaron a dos años, y cumplió casi íntegra la condena.

-Estuvo varias veces encarcelado, ¿cómo fueron sus estancias en prisión?

Estamos hablando de una persona que murió con 35 años y que había pasado casi seis años en prisión. Cumplió dos años de cárcel en su primera detención, y por el proceso 1001 le condenaron a una pena que se inició en junio de 1972 y que finalizó con el indulto del Rey tras la muerte de Franco. En ese tiempo la vida en las cárceles era para algunos una forma de seguir militando, pero en el caso de Juanín sus encarcelamientos eran oportunidades para seguir formándose. De hecho, él estudió varios cursos de empresariales en la cárcel porque tenía un afán insaciable por aprender, y esa estancia en prisión le sirve para obtener el tiempo de estudio que un miembro de la clase obrera normalmente no tenía en su juventud.

-¿Su nombramiento como nuevo miembro del Comité Regional del PCE hace que le persigan aún más?

Él entró de forma simultánea en el Partido Comunista y en Comisiones Obreras, y desde el principio su militancia fue más sindical que política. De manera que “los delitos” que pudiera cometer no tenían que ver con su cargo en el partido. Realmente su protagonismo es con el sindicato aunque nunca deja de ser un militante comunista disciplinado.

-En 1972 viaja a la antigua Unión Soviética, la cuna del comunismo. ¿Cómo fue esa experiencia para él?

Por lo que cuenta en una entrevista su viaje a Rusia fue una visita muy breve que le dio mucho en que pensar. Afirmaba que el sistema ruso era excesivamente rígido, que los sindicatos estaban demasiados controlados, y que había poco marxismo en la forma de aplicar el socialismo de la Unión Soviética. También es verdad que esta entrevista se realizó en el año 76 cuando la postura del partido era el Eurocomunismo pero su posición, a diferencia de la de otros, fue muy crítica.

-Poco después, el 24 de julio, comenzó el episodio más negro de su vida. Fue detenido en Madrid junto a otros nueve compañeros acusados de asociación ilegal y tuvieron que esperar más de un año a que se celebrara el juicio. ¿Fue tan oscuro el proceso 1001?

El juicio tardó mucho en salir y ellos tuvieron que esperar durante casi un año y medio. Por si fuera poco, el juicio arrancó el 20 de diciembre de 1973, el mismo día que ETA mató a Carrero Blanco. Esta situación creó un clima de tensión y de hostilidad muy grande y se les impusieron unas condenas escalofriantes. Se les acusó de ser miembros de una organización sindical clandestina y de convocar huelgas, protestas, manifestaciones y reivindicaciones. Y por ello a Marcelino Camacho le condenaron a 20 años de cárcel y a Juan Muñiz Zapico a 18. Fueron condenas totalmente desproporcionadas que contribuyeron al descrédito internacional del régimen.

-Hablaba usted de la coincidencia del inicio del juicio con el asesinato de Carrero Blanco. ¿De alguna manera pagan ellos los platos rotos del atentado de ETA?

De alguna manera sí. Seguramente la sentencia se endureció por esto. Pero dejando al margen esa coincidencia, el régimen pensaba desde hacía tiempo dar un golpe en el núcleo de CC.OO. Las peticiones de condena ya eran muy altas, y luego las condiciones en las que se desarrolló el juicio con manifestaciones de la ultraderecha, con bandas de Fuerza Nueva acosando a los abogados y a los familiares, no ayudaron nada.

-Por las palabras de algunos de los dirigentes implicados en el 1001 se deduce que la figura de ’Juanín’ salió muy reforzada por sus intervenciones en el juicio. ¿Éste fue el momento en el verdaderamente emergió la faceta de lider de ’Juanín’?

Eso dicen Nicolás Sartorius, Eduardo Saborido y su abogado Manolo López. Además hay un documento muy revelador que escribió él desde la cárcel de Carabanchel donde dejó evidencias de este liderazgo. En él planteó las estrategias a seguir en el proceso 1001 debido a que estaba muy preocupado por el exceso de personalismo en la propaganda del Partido Comunista que de alguna manera consideraba que éste era un juicio contra Marcelino Camacho y otros nueve. En este documento Muñíz Zapico insistió mucho en que había que potenciar la idea de que las Comisiones Obreras eran una obra colectiva de la clase obrera. También consiguió, en muy buena sintonía con su abogado Manolo López, un interrogatorio en el que con cierta habilidad fue planteando puntos que le permitieron desgranar el planteamiento político sindical de las CC.OO., y de alguna manera desmentir la acusación de que eran una organización que pretendía liquidar de forma violenta el poder establecido.
El Rey les concedió la libertad a través de un indulto, pero esa acción fue tremendamente polémica y criticada por los propios implicados.

La monarquía se estrenó con un indulto raquítico porque la mayoría de los presos políticos continuaron en la cárcel. De hecho, Muñíz Zapico afirmó nada más salir que ellos pretendían la amnistía y no un indulto que dejara a mucha gente entre rejas. Además, la decisión del Rey era previsible porque incluso durante el franquismo cuando moría un Papa y se nombraba un sustituto también se realizaban ese tipo de concesiones.
Después de recibir el indulto, el recibimiento en Asturias es multitudinario pero la represión también.

Hubo un despliegue policial fortísimo intentando impedir que hubiera un recibimiento masivo y que la gente lo arropara. En Gijón hubo disparos al aire y cargas policiales. Mucha gente acabó marcada por los toletazos de los grises.

-¿Y todo por la simbología del acto?

Hay que tener en cuenta que esto ocurre los primeros días de diciembre del 75. Hacía dos semanas que había muerto el dictador y, simplemente, una aglomeración de miles de personas era una manifestación política porque estaban acogiendo a un preso político que acababa de ser excarcelado. Ellos intentaban impedir ese tipo de manifestación porque la consideraban incómoda y hostil por su naturaleza comunista.

-¿Cómo fue su relación con los grandes líderes comunistas de la época, como Santiago Carrillo o Dolores Ibárruri?

Con la Pasionaria no tuvo contacto porque murió antes de que ella regresara a España y en Rusia no hay constancia de que hubieran tenido relación. Con Santiago Carrillo tuvo una relación muy lejana porque sólo coinciden en las reuniones del comité central del PC. Su relación es más estrecha con aquellos dirigentes que a la vez son líderes sindicales, como Marcelino camacho, Nicolás Sartorius y sobre todo con Gerardo Iglesias. Él y Zapico son los líderes de más peso político y sindical dentro de CC.OO. de Asturias.

-Dentro del seno del PC siempre se ha hablado de guerras fraticidas ¿cómo fue su relación con Iglesias?

Es difícil de saber porque hay testimonios muy diversos sobre si existían o no diferencias entre ellos. Además no competían por el liderazgo puesto que uno de ellos estaba destinado a ser miembro de la dirección confederal (Juan Muñíz Zapico) y otro a ser el secretario general de Asturias (Gerardo Iglesias). Lo único que nos consta es que ambos tienen una edad similar, caracteres diferentes y mucho prestigio.

Su final es muy paradójico, muere antes de alcanzar la democracia.
Sí, muere cuando ya casi toca con las manos el inicio de la democracia, o por lo menos la legalización de las formaciones en las que él milita. Es una pieza clave en ese proceso de conquista de ese reconocimiento legal y se queda a las puertas. Es como Moisés, llega a la tierra prometida pero no la pisa.

-¿Qué ha significado Juanín para la sociedad?

Es un líder obrero y sindical de una talla notable. De alguna manera entendemos la mitificación que se ha hecho de él, y que también es fruto de una muerte temprana y de no haber vivido las divisiones y los enfrentamientos que se han vivido, posteriormente, dentro de Comisiones Obreras y el PC. Es un activista atípico. Tiene muchas inquietudes culturales, un sentido flexible y una capacidad para la relación y el entendimiento muy notable. En muchos aspectos de su vida encarna a esa generación de luchadores de la segunda mitad del franquismo, que en unas condiciones ya muy diferentes de quienes habían hecho la Guerra Civil van ensanchando el espacio de libertades o de derechos. En ese sentido es un producto de esas generaciones y del movimiento de contestación a la dictadura.

Patrocina: Consejería de Cultura, Comunicación Social y Turismo. Obra Social y Cultural CajAstur. Fundación Rosa Luxemburgo.
 
Colabora: Ayuntamiento de lena. Ayuntamiento de Mieres. Ayuntamiento de Langreo. Ayuntamiento de Oviedo. Ayuntamiento de Avilés. Ayuntamiento de Cangas de Narcea. Ayuntamiento de Gijón. Red de Archivos de CC.OO. Fundación 1º de Mayo.
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