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La autora del “Diario de una abuela brigadista en Iraq”, editado por la Fundación “Juan Muñiz Zapico” de CC.OO. de Asturias, asegura en esta entrevista que no le hubiera importado morir en Bagdad
TERESA TUÑÓN: “FUI A CORRER LA MISMA SUERTE QUE LOS IRAQUÍES”
–¿Qué te llevó a tomar una decisión
tan arriesgada como la de acudir
a Iraq como brigadista?
Estar al lado del pueblo iraquí que,
llevando doce años con un tremendo
embargo y bombardeado de forma
continuada , iba a ser invadido injustamente
y contra todo derecho por cuestiones
económicas y geopolíticas.
–¿Cómo os recibió el pueblo iraquí
teniendo en cuenta que el presidente
del Gobierno español había
embarcado a nuestro país en una
guerra ilegal contra ellos, de la mano
de Bush y Blair?
El pueblo iraquí es culto y digno.
Diferenciaba claramente entre el
gobierno de Aznar, a las órdenes y servicio
de Bush and Blair, y los ciudadanos
españoles. Preguntaban qué habían
hecho ellos a España para ser atacados
por su gobierno.
–Uno de los relatos más impresionantes
que recoges en el diario es
el de la visita a un hospital, durante
la cual pudísteis comprobar los
efectos del uranio empobrecido que
se usó durante la primera guerra
del Golfo contra
la población
civil. Aparte de
cruel e inhumano,
¿no es eso
una manera de
alimentar el odio
entre quienes lo
han sufrido?
Cierto. Tanto
el uranio empobrecido
como el
embargo son motivos
para generar el
odio de un pueblo. El embargo llegó a
impedir el envío de una partida de lapiceros
y de antibióticos por considerar
que, con sus elementos, podrían fabricarse
armas químicas
–"A las cinco y media de la
mañana nos despierta el primer
pepinazo", escribes el 20 de marzo.
¿Cómo viviste esos momentos en
que, tal como reflejas en el diario,
"contra toda lógica y
cordura, empieza la
barbarie"?
Con total incredulidad.
El ruido intenso
del primer impacto
continuaré, mientras
viva, sintiéndolo en mi
interior como constancia
de los horrores que
pueden llegar a perpetrar
algunos seres, mal
llamados, humanos.
–¿Temiste durante
los bombardeos de
aquellos días no
sobrevivir para contarlo?
Nunca tuve miedo.
Fui a Iraq a correr la
misma suerte que los
iraquíes. No me hubiera
importado morir.
–"No es una guerra",
reflejas el viernes
28 en el diario.
"No es una batalla de
un ejército contra
otro. Es lanzar misiles
y bombas, armas de
destrucción masiva contra la población
civil. Es una masacre, un genocidio".
¿Es facil dominar la ira en
situaciones así?
No. No es fácil. Llegas a mirar con
odio a los invasores, chavalinos jóvenes,
la mayoría negros o chicanos, armados
hasta los dientes que, seguramente, no
saben la razón de su estancia en ese país,
ni el porqué matan o porqué mueren.
–Estabas en Bagdad el día que
los soldados estadounidenses asesinaron
al cámara de Tele 5, José
Couso. ¿Era un testigo incómodo?
Sí. Tanto Couso como otros muchos
periodistas que se quedaron en Iraq,
desoyendo las
recomendaciones
de los responsables
de sus periódicos
o emisoras,
eran y siguen
siendo testigos
incómodos para
la Trinidad de las
Azores.
–Miércoles,
9 de abril: "El
de la agencia
EFE volvió a
montarse una película". ¿Qué papel
jugó la prensa española durante la
invasión de Iraq?
Salvo contadas excepciones, como
la agencia EFE o TVE, la prensa española
fue objetiva. Fran Sevilla, Josemi,
Mónica Prieto, Perejil, José Couso, Jon
Sistiaga, María Antonia, Alberto Sotillos,
Carlos Hernando, Tomás, Josefa,
Joseán, Joserra y otros, nos veíamos
con frecuencia y algunos se alojaban
en el Hotel Cedar, donde estábamos los
brigadistas. Sabíamos de sus crónicas
y, a su vez, ellos nos informaban del
exterior.
–El 12 de abril salísteis de Iraq
camino de Jordania. ¿Qué recuerdas
haber dejado atrás?
Dejé atrás la muerte de seres inocentes,
el desorden, la anarquía, la destrucción
y la invasión ilegal e injusta
de un país, decidida por Bush, Blair y
Aznar, esgrimiendo unos motivos que,
muchos sabíamos, y ahora se demuestra,
eran falsos.
–El diario termina con unas
palabras que vienen a resumir tu
sentimiento en esos momentos: "Me
indigno con las mentiras y declaraciones
de Aznar. Nosotros, los brigadistas,
somos testigos de la invasión
de un país, violando todos los derechos.
Somos testigos de crímenes
contra niños que jugaban al fútbol,
contra mujeres que hacían la compra,
contra montones de seres inocentes
cuya única culpa es haber
nacido en un país que atesora una
riqueza, el petróleo". ¿Añadirías
algo ahora con la perspectiva del
tiempo y teniendo en cuenta lo que
ha sucedido en los últimos meses?
Añadiría que cesase la violencia.
Recurrir a ella sólo engendra más violencia.
Ahora un nuevo Eje del Mal
compuesto por Bush, Blair y Aznar nos
lleva a ser víctimas de sus alianzas y
"Los horrores del |