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Luchadores en tiempos de cólera
La Voz de Asturias, 30 de octubre de 2004

Una representación de la asociación de expresos del franquismo visitó ayer Mieres

FELIX VALLINA


Los miembros de la asociación, ayer, en la plaza del ayuntamiento de Mieres.
Foto: NACHO ARIAS
Media decena de hombres, un cómputo global de 61 años de cárcel y un sólo estandarte: la libertad. El alcalde de Mieres, Luis María García, recibió ayer en el ayuntamiento a una comitiva de cinco hombres que llevan marcadas a fuego las terribles consecuencias fratricidas de la división entre las dos españas. Los representantes de la Asociación de Expresos y Represaliados Políticos Antifranquistas visitaron la villa y abrieron el baúl de los recuerdos para hacer un repaso de los años que vivieron en guerra y de la posterior etapa de represión.

Todos pasan de los ochenta años, pero sin duda están hechos de una pasta especial. A pesar de haber dejado su juventud tras las rejas del régimen de Franco, no han olvidado ni un sólo detalle y son libros abiertos a la hora de relatar al dedillo pasajes de sus vidas que ya son parte de la historia. Comenzaron su lucha antes de cumplir la mayoría de edad y todavía no la han abandonado. "Aún existen en España 8.000 personas que han estado en la cárcel por motivos políticos y que no han recibido indemnización. Nosotros lucharemos para conseguir que se reconozca su lucha y la represión que han sufrido", señaló el presidente de la asociación, Gervasio Puerta, que se ha pasado ocho años de su vida en la cárcel y otros muchos en la clandestinidad.

Resulta curioso matizar que los presos políticos de la dictadura están siendo indemnizados con 6.000 euros por haber estado tres años en la cárcel y con 1.200 más por cada trienio añadido. Es decir, Marcos Ana, que ha estado encerrado 23 años seguidos y es una leyenda viva de la lucha antifranquista, tan sólo ha recibido 14.400 euros. Por lo menos, asegura satisfecho, "ahora puedo estar aquí diciendo lo que quiera sen plena libertad".

La organización que conforman nació en el año 1965 por medio del Partido Comunista y amparada en la frágil cortina de la clandestinidad. "Nos dedicábamos a sacar de España a las familias de los presos y a tratar de ayudar a los que estaban dentro fuera como fuese", explicó Manuel García Otones, que estuvo 12 años encarcelado y no recibió ni un sólo euro de indemnización.

Cuentan que utilizaban bolsos de doble fondo, tarteras y otros utensilios para introducir en las cárceles pasquines o periódicos republicanos y mensajes revolucionarios. "También sacábamos poemas e información de las prisiones escritos en papel cebolla y escondidos en el interior de los cigarrillos", explicó Matías Esteban Franco, que paradójicamente fue encerrado durante 11 años por un hombre con el que sólo compartía apellido.

También recuerdan su relación con los presos de la banda armada ETA. "Teníamos muy buena amistad con ellos porque también luchaban contra el dictador, aunque de distinta forma. Eran muy solidarios, tenían más dinero que nosotros y nos ayudaron bastante", señaló Gerardo Díaz, El portu , un asturiano que se pasó 6 años entre rejas y al que "siempre venían a buscarme antes del 1 de mayo (día del trabajador) para meterme unos días a la sombra", recuerda con risas resignadas.

No olvidaron el papel de las mujeres en los tiempos difíciles. "Si no hubiera sido por ellas, España hubiera tenido campos de exterminio como en Alemania".

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