Director de «World Watch», acudió a un acto de CC OO sobre el Protocolo de Kioto

C. PEREIRA

De izquierda a derecha, Carlos Agustín Fernández, Antonio Pino, Paco Ramos, José Santamaría y Francisco Prado Alberdi. Foto: Ricardo Solís

José Santamaría, director de la edición española de la revista «World Watch», especializada en cambio climático, y autor de un estudio en colaboración con CC OO sobre emisiones a la atmósfera, analizó ayer en Avilés las consecuencias del cumplimiento del Protocolo de Kioto para la industria española en general y asturiana en particular. Santamaría aseguró que Asturias se encuentra entre las comunidades autónomas en las que menos han crecido las emisiones, aunque admitió que se trata también de la que más tiene asignada por número de habitantes. «Las emisiones a la atmósfera en Asturias suponen el 7,8 por ciento del total nacional, mientras que la población de esta región representa sólo el 2,8 por ciento».

Santamaría participó ayer en una mesa redonda organizada por CC OO bajo el título «El sindicalismo ante Kioto», a la que también asistieron el presidente de la Fundación Juan Muñiz Zapico, Francisco Prado Alberdi; el secretario regional de CC OO, Antonio Pino; Paco Ramos, de Ecologistas en Acción, y Carlos Agustín Fernández, de la Unión Comarcal de CC OO. Santamaría se refirió a los retos de la empresa siderúrgica como es el caso de Aceralia ante Kioto. Según el ponente, «el Gobierno ha sido muy generoso con Aceralia, le ha dado todo lo que necesita», razón por la que, en su opinión, la multinacional no podría justificar de modo alguno el cierre de instalaciones en Avilés alegando como excusa las fuertes exigencias medioambientales.

El secretario general de CC OO no fue muy optimista en cuanto a los riesgos de la industria asturiana ante Kioto y recordó precisamente la advertencia que la dirección de Arcelor lanzó ante las nuevas exigencias medioambientales. «El cumplimiento de Kioto plantea serias dudas para la economía asturiana», dijo. Advirtió asimismo del peligro de deslocalización de empresas hacia los nuevos países de la UE, al no estar obligados a cumplir con la reducción de las emisiones a la atmósfera. «Además de la mano de obra más barata tienen otras ventajas como las medioambientales», concluyó.