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Asociación Amigos de Mieres (1968-1991)
Cultura Popular y Lucha por la Democracia en Asturias
de Francisco José Faraldo
  

 
PRENSA

31/03/2010 - La Nueva España
La Fundación Juan Muñiz Zapico pide una calle dedicada a la Asociación Amigos de Mieres

16/03/2010 - La isla inexistente
Asociación Amigos de Mieres. Cultura contra el franquismo

08/03/2010 - La Nueva España
El libro sobre Amigos de Mieres abre un ciclo de publicaciones

08/12/2009 - La Nueva España
Amigos de Mieres, cultura y resistencia

25/11/2009 - La isla inexistente
Cultura popular y recuerdo de la lucha por la Democracia

25/11/2009 - La Nueva España
«Cualquier asociación de ahora no alcanza la actividad de Amigos de Mieres»

21/11/2009 - La Nueva España
Francisco Faraldo presentó en la Casa de la Cultura de Mieres su libro «Asociación Amigos de Mieres»

19/11/2009 - Les Noticies
Un llibru recuerda la trayectoria y el compromisu de los Amigos de Mieres


 
La Fundación Juan Muñiz Zapico pide una calle dedicada a la Asociación Amigos de Mieres
La Nueva España, 31 de marzo de 2010

Mieres del Camino, A. L.

La Fundación Juan Muñiz Zapico ha solicitado al Ayuntamiento de Mieres, a través de un escrito presentada en el registro general de la Delegación de Gobierno de Asturias, que ponga el nombre de Asociación Amigos de Mieres a una calle de la localidad y que, a su vez, coloque una placa conmemorativa en la fachada del bajo del número 4 de la calle Aller de Mieres, donde estaban ubicados los locales de la asociación.

La Asociación Amigos de Mieres se fundó a raíz de la aprobación en 1964 de la Ley de asociaciones. La Fundación Juan Muñiz Zapico editó un libro en el que se hace un balance de la labor desarrollada por esta institución y en la presentación del mismo ya se instó al alcalde de Mieres a dedicar una calle a esta emblemática asociación. En el acto, el Regidor se mostró favorable a ello, por lo que ahora la Fundación insiste en la solicitud.

Para la Fundación Juan Muñiz Zapico, Amigos de Mieres «jugó un relevante papel y fue una entidad de referencia no sólo en la Cuenca del Caudal». «Hasta tal punto llegó la influencia cultural de las asociaciones, que la historia reciente de Asturias no se entendería sin conocer la actividad sociopolítica de entidades como Amigos de Mieres, promotoras de los valores culturales y democráticos», aseguran.




Asociación Amigos de Mieres. Cultura contra el franquismo

Amigos de Mieres fue una asociación con fines culturales que se mantuvo activa desde 1968 hasta 1991. El libro de Francisco José Faraldo recoge la crónica del surgimiento y vida de este movimiento asociativo
Lunes 15 de marzo de 2010. Ateneo de Madrid

La isla inexistente, 16 de marzo de 2010
Portada del libro Asociación Amigos de Mieres
Portada del libro Asociación Amigos de Mieres

Tras recorrer diferentes poblaciones asturianas se presenta en Madrid el libro Asociación Amigos de Mieres, una publicación de la Fundación Juan Muñiz Zapico y la editorial KRK que supone el primero de los títulos de la colección titulada Cultura popular y lucha por la Democracia en Asturias.

Jaime Ruiz Reig, presidente de la sección de educación del Ateneo de Madrid, comenzó el acto presentando a la mesa de ponentes y comentando a los amigos que se habían acercado al acto la mucha falta que hacen libros de este tipo. La Asociación de Amigos de Mieres se convirtió en un referente para todo el país, incluso desde Madrid se conocían sus actividades. Fue una promotora de actos culturales y de encuentro entre gentes que buscaban un margen de libertad, un lugar en el que hablar, opinar, proponer y resolver alguna iniciativa. A la vez de todo esto, trataba de ser un foro a través del que mostrar las contradicciones del régimen del general Franco ante la sociedad que vivía aquel momento. La Asociación responde a un movimiento ciudadano vinculado a la cultura y comparte el momento de eclosión de este tipo de organizaciones que comenzaban a florecer en Asturias (cuatro en Gijón y varias más en las cuencas mineras) a la luz de la promulgación en 1964 de la Ley de Asociación y que permitieron empezar a construir el futuro. Recuerda Ruiz las excursiones que se organizaban, así como el cine y el teatro, pero sobre todo se acuerda de la excepcional biblioteca que tenía para uso de sus socios, tanto por volumen como porque había libros que no se podían encontrar en ningún otro sitio.

Para cerrar su intervención se pregunta cómo es posible que aquello que vivió las peores épocas se extinguió con la llegada de la Democracia. Un espíritu que no ha vuelto a recuperarse como puede verse en nuestro presente, donde los centros culturales no son masivamente visitados.

Francisco Caño, Jaime Ruiz Reig, Francisco Faraldo, Rafael Hernández y Benjamín Gutiérrez presentando el libro Asociación Amigos de Mieres (foto Toni Gutiérrez)
La mesa compuesta por Francisco Caño, Jaime Ruiz Reig, Francisco Faraldo, Rafael Hernández y Benjamín Gutiérrez presentando el libro Asociación Amigos de Mieres (foto Toni Gutiérrez)

Benjamín Gutiérrez, director de la Fundación Juan Muñiz Zapico, comenzó agradeciendo al Ateneo que les haya permitido salir de su ámbito para llevar la historia de Asturias a otros lugares. Dio las gracias también al Club de Amigos de la Unesco de Madrid y a la Federación de Asociaciones de Vecinos de Madrid ya que representan ambos organismos la unión de asociaciones que trabajan por la difusión de la cultura. A continuación explicó que representa a una fundación de Comisiones Obreras de Asturias que tiene el honor de llevar el nombre del líder sindical Juan Muñiz Zapico, Juanín. La Fundación se ocupa de la memoria, pero de la de las clases obreras, de los que luchan desde abajo. Dentro de este concepto se han preocupado de recoger la historia de la Asociación de Amigos de Mieres y ahora están trabajando de igual manera con la Asociación de Amigos del Nalón. Ambas fueron un referente de la lucha antifranquista desde el ámbito de la cultura. Aquel fue un espacio primordial que sirvió para enseñar lecciones de democracia, algo que hoy en día vamos olvidando.

Amigos de Mieres nació con la referencia del Club de Amigos de la Unesco de Madrid para desarrollar su actividad, y este libro es una crónica de aquella historia nuestra. A Benjamín Gutiérrez le gusta pensar que aquello tiene un final abierto, ya que puede dar origen a nuevas asociaciones que acerquen la cultura a todas las personas. Comenta que hoy en día no existen asociaciones que realicen el volumen de actividades que entonces fomentaban los Amigos de Mieres.

Francisco Caño, expresidente de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Madrid, dice que el libro es una historia reciente y a la vez un pensamiento de futuro. Habla entonces de la Federación de Asociaciones de Vecinos que agrupa a 260 asociaciones y que se articuló como un movimiento vecinal que buscaba formar células y piquetes que permitieran un cierto aperturismo del Régimen.

Repasando el libro encuentra muchas similitudes entre los Amigos de Mieres y las asociaciones de vecinos madrileñas. Comparten un componente claramente antifranquista, ambas sufrieron una fuerte represión y, sin duda, las dos tenían las mismas ilusiones. Hay otras maneras de vivir que la cultura nos enseña, nos muestra la fuerza de la palabra. Lo mismo ocurre con el deporte y con el resto de actividades que a través de la convivencia abrían una ventana en el paisaje opresor de la Dictadura, un instante donde se imponía el compartir.

Caño recuerda de aquellos tiempos la emoción de luchar contra lo prohibido, contra lo tutelado por el rígido estado dictatorial que gobernaba. La palpitación de rebelarse a fin de cuentas. Aquellas organizaciones son ejemplos que se deben poner en valor, ya que nuestro futuro se labrará desde el presente con el conocimiento del pasado, de aquellas estrategias con políticas de alianzas entre organizaciones afines.

Francisco Caño, Jaime Ruiz Reig, Francisco Faraldo, Rafael Hernández y Benjamín Gutiérrez presentando el libro Asociación Amigos de Mieres (foto Toni Gutiérrez)
Francisco Caño y Jaime Ruiz Reig durante la presentación del libro Asociación Amigos de Mieres (foto Toni Gutiérrez)

Aquella lucha significó mucho para quienes lo vivieron y hay que saber mantener la luz. Sin embargo, piensa Caño que hoy no hay el suficiente empuje en la sociedad para repetirlo, y eso aunque las condiciones actuales son similares, pues de nuevo nos encontramos sin espacios de participación democrática. Hoy en día los movimientos sociales se estructuran en torno a las empresas y los sindicatos y también mediante las O.N.G.

Habla de los años noventa, cuando las diferentes asociaciones se vieron mermadas e incluso cercenadas, en un lento camino con el fin de ser expulsadas de los espacios democráticos para permitir la entrada de los nuevos agentes sociales articulados a través de los partidos políticos. Unas veces vivieron la escasez de recursos y otras decisiones políticas directas. No fueron las únicas causas, también se dieron casos de falta de capacidad organizativa y de una perdida progresiva del contacto con la calle. Pero no vale lamentarse, es necesario seguir luchando y trabajando para que este tipo de asociaciones vuelvan a funcionar. No se puede dejar que la historia la escriban los de siempre. Los grandes cambios se han movido desde abajo, por impulso de la gente corriente. Hay que promover estas pequeñas historias, que a su vez son la gran historia del Pueblo.

Rafael Hernández, expresidente del Club de Amigos de la Unesco de Madrid (C.A.U.M.), indicó que el C.A.U.M. fue uno de los animadores en la creación del Amigos de Mieres y que ellos siempre han estado apoyando al movimiento obrero de Asturias. Después recordó los orígenes del Club. Habló de antes de formalizarse, cuando eran simples reuniones de amigos obreros en el barrio. Contó que surge como contestación de los largos años de represión que la Dictadura impuso a los movimientos sociales. El C.A.U.M., primero de todos los Club de Amigos de la Unesco en España, se convierte en una corriente importante por su entusiasmo para luchar contra el régimen entonces y contra el capitalismo imperante ahora. Dice Hernández que encontraron muchas causas que pueden considerarse el apoyo moral que necesitaban para surgir. Habla de algunos indirectos como la Revolución cubana, o de la aparición de Kruschev con su doctrina de la Coexistencia Pacífica que impulsaba su programa y proyecto de un desarme completo y de otros más próximos, como el surgimiento de las primeras Comisiones Obreras y de los 1º de Mayo que se organizaban con participación popular en diferentes provincias. Otro factor importante fue el nacimiento de un movimiento ciudadano activo que fue formado las primeras asociaciones vecinales, donde unos se apoyaban en otros. Había sobrados motivos de índole político y social. Todos estos factores les animaron para crear una plataforma contra la falta de cultura y de derechos públicos que la Dictadura limitaba.

Rafael Hernández y Benjamín Gutiérrez durante la presentación del libro Asociación Amigos de Mieres (foto Toni Gutiérrez)
Rafael Hernández y Benjamín Gutiérrez durante la presentación del libro Asociación Amigos de Mieres (foto Toni Gutiérrez)

LLegó entonces la Transacción que es como llama Hernández a la Transición y lo que vino con ella fue el desánimo, ya que no pudo cumplir las expectativas al convertirse en una mera negociación, donde se mercadeaba con la legalización de algunas organizaciones a cambio de poder entrar en Europa. La Transacción fue una etapa que sirvió para desmembrar y que después «logró» que hayan ido desapareciendo muchas cosas conquistadas con la lucha obrera y ciudadana. El Club se mantiene activo y sería necesario hacer renacer Amigos de Mieres. Dice Hernández que les conoció a través de compañeros de Comisiones y posteriormente en los actos del día de la Cultura que se celebraba en Gijón anualmente, celebraciones en las que el pueblo tomaba la calle.

A continuación intervino el autor del libro, Francisco José Faraldo. Dijo que la mesa estaba compuesta por personas muy relacionadas con el tema del libro: vecinos, ateneos, C.A.U.M. y Fundación Juan Muñiz Zapico, lo cual, además de pertinente, para él resultaba una gran satisfacción. Del Ateneo de Madrid guarda grandes recuerdos, no en vano cuando era niño su padre venía aquí a preparar sus estudios y a él le traía mientras tanto para que fuera haciendo sus tareas escolares.

Arranca recordando que también este libro es Memoria Histórica fundamental, pues trata de dar a conocer nuestro pasado más reciente y fijarlo para que también lo conozcan las generaciones que vengan detrás. Comenta que el trabajo que realizó está entre la crónica y el reportaje y que para ello se documentó en los archivos de la Policía y en el de Mieres, así como se entrevistó con las personas que vivieron aquella época. Tuvo casos de testimonios contrarios, entonces suprimía los dos porque quería ser riguroso y que todo lo escrito en el libro esté documentado.

Amigos de Mieres nace por inspiración del C.A.U.M. En un principio se pensó en ser un Club de Amigos de la Unesco, pero no fue posible. Tuvo un origen de movimiento vecinal para intentar resolver los problemas que ocasionaban los camiones en las barriadas obreras de San Pedro y Santa Marina. Con este propósito surgen las primeras reuniones de comerciantes. Buscando hablar con más sosiego de los problemas ciudadanos se crea una plataforma compuesta por pequeños comerciantes comunistas y algún socialista y que posteriormente, aprovechando los resquicios de la nueva ley de Asociaciones, se convierte en una asociación cultural. Se crea una hoja para darse a conocer a los vecinos, luego una promotora cuyo primer acto es la la conferencia del filósofo Gustavo Bueno en el teatro Capitol que tenía un aforo de 500 personas. La gente acude en masa para escuchar hablar del Desarrollo de la Humanidad, lo que crea una gran alarma en la Policía. Para la segunda conferencia de Bueno hay una gran movilización y un gran despliegue policial. Es en la sede de la Asociación y como no caben todos hay que colocar altavoces para que se pueda seguir desde la calle. Desde Gobernación mandaron a los policías más ilustrados para realizar informes en los que también daban sus opiniones. Lee el autor uno de estos informes porque resulta curioso e interesante el tono adoptado.

La Asociación despertó muchas esperanzas, pues la clase obrera de allí era leída, con tendencia al debate, no siempre pacífico. Pronto se distribuye la actividad en departamentos y comienza a crecer de forma desmedida. Se celebran concursos de pintura y dibujo al aire libre a los que la Administración pone trabas, pero no consigue limitar la participación popular. En aquella época ser socio podía ocasionar muchos problemas, incluso participar en uno de estos concursos, y por lo tanto asociarse resultaba un compromiso muy fuerte. Se crea un intercambio de estudiantes de secundaria con institutos franceses. Surge el Cine Club Buñuel que llega a realizar una proyección diaria. Allí se verán documentales llegados a través de las embajadas, mucho cine que consiguió eludir todas las prohibiciones. La sección de teatro consiguió que por allí pasaran todos los grupos de teatro independiente de la época.

Célebre es la historia del homenaje a Alfonso Camín al volver de México. Al solicitarlo la Asociación, Gobernación lo prohíbe. La extrema derecha, sin embargo, pide que se permita, pues Camín es una personalidad que había llegado a donar más de 5.000 libros a la biblioteca, libros que en su mayoría el Régimen no permitía. Jaime Huelga, falangista reconocido, intenta dar otro sesgo al acto, llenándolo de gaitas y patriotismo. Al final el acto se realiza y la Asociación consigue introducir también un componente conmemorativo y de recuerdo social.

Francisco Faraldo durante la presentación de su libro Asociación Amigos de Mieres (foto Toni Gutiérrez)
Francisco Faraldo durante la presentación de su libro Asociación Amigos de Mieres (foto Toni Gutiérrez)

Los actos de la Amigos de Mieres consiguen gran afluencia popular y se alcanzan los 4.000 socios. Se sufren tres cierres gubernativos, pero la trayectoria sigue boyante hasta la muerte de Franco. A partir de ese momento comienza una época más difusa. Al crearse nuevas plataformas legales, algunos de los asociados se van yendo a los partidos políticos y a los sindicatos. También son unos tiempos con ciertos problemas dentro del Partido Comunista Asturiano donde surgen ciertas desavenencias. Uniendo todos estos factores se entiende el deterioro y el camino que se emprende después de mucho languidecer hacia la conversión en otra plataforma para otros intereses. Hoy es una emisora portavoz del Ayuntamiento, muerta como tal la Asociación.

Faraldo la considera una escuela donde los jóvenes aprendieron valores como solidaridad y democracia a la vez que adquirían un conocimiento del mundo. Por eso resulta absolutamente urgente que sigamos investigando para recuperar esta parte de nuestro pasado. Sin duda nos haría a todos mucho mejores y partícipes de nuestra historia.

Cerrada su intervención, retoma la palabra el anfitrión Jaime Ruiz Reig para animar primeramente al C.A.U.M a que realice una labor similar que permita recuperar su historia. Pide que se haga pronto, pues corremos el riesgo de perder mucha memoria viva si lo retrasamos. Puntualiza que la Historia necesita de la Memoria para hacerse más próxima y que sin ella no sirve para ser transmitida a las siguientes generaciones. Recuerda que es necesario colocar el punto de vista desde otra óptica, la de los vencidos, porque no se nos regaló nada y a pesar de las dificultades hubo gente que se empeñó en trabajar en un futuro mejor para todos. Algo que no se debe olvidar.

Se abre aquí un debate entre la mesa y el público, que en primer lugar se interesó por cómo se transmiten estos valores a los jóvenes. Tomó la palabra Benjamín Gutiérrez para explicar el método que sigue la Fundación Juan Muñiz Zapico: han elaborado una guía didáctica que presentan en los institutos no con la intención de que los jóvenes lean, sino para que empiecen a curiosear. Plantea preguntas para que busquen las respuestas en Google, para que vean vídeos de Youtube que les orienten. Es necesario trasladar la Memoria Histórica a los institutos y llevar su planteamiento, pero hay que hacerlo aprovechando las nuevas tecnologías.

Como se le preguntó sobre las labores de la Fundación, Benjamín explicó que son una fundación modesta, que dependen de un patronato y que están ligados a Comisiones. No tienen asambleas y su dedicación es la de sacar libros de historiadores e investigadores jóvenes sobre la historia contemporánea relacionada con la clase obrera asturiana.

Comenzaron aquí diferentes puntos de vista del público que agradeció contar con este tipo de memoria, pues el testimonio es un referente que nos ha convertido en los ciudadanos que somos y que muestran la capacidad de lucha del ser humano. Hubo tiempo de anécdotas, de decir que hay una nueva ofensiva desde la derecha que está tensionando la política con un lenguaje que pensábamos desaparecido y de anunciar que el Ateneo había firmado un acuerdo con la Fundación Juan Muñiz Zapico para que vengan a presentar sus nuevas publicaciones.

Contraportada del libro: La promulgación en 1964 de la Ley de Asociación abrió la posibilidad de nuevos espacios culturales. Los resquicios legales del régimen fueron aprovechados para el surgimiento de asociaciones que, como Amigos de Mieres, se convirtieron en espacios de libertad y lucha contra la dictadura. En Asturias este movimiento asociativo jugó un relevante papel. En este sentido, Amigos de Mieres (1968 a 1991) fue una entidad de referencia no solo en la Cuenca del Caudal. Nuestra historia reciente no se entendería sin conocer la actividad sociopolítica de estas asociaciones, promotoras de buena parte de las actividades culturales, deportivas... desarrolladas desde el voluntarismo y sorteando los obstáculos represivos.





El libro sobre Amigos de Mieres abre un ciclo de publicaciones

La Fundación Juan Muñiz Zapico dedicará también obras a Amigos del Nalón, Cultural Pumarín y Cultural Gijonesa

La Nueva España, 8 de marzo de 2010

Caborana (Aller), José Ángel Gayol


Presentación del libro sobre Amigos de Mieres.
[Foto: J. R. Silveira]

La Junta de Iniciativas de Caborana sirvió de escenario para la presentación del libro «Amigos de Mieres», de Francisco Faraldo García, editado con el apoyo de la Fundación Juan Muñiz Zapico. Esta fundación «tiene como uno de sus objetivos fundamentales la recuperación de la memoria histórica del movimiento obrero, así como los elementos culturales que aglutinaron a los trabajadores asturianos», tal y como explicó su presidente, Francisco Prado Alberdi. «Amigos de Mieres» se inscribe en una colección que va a continuar con obras dedicadas a Amigos del Nalón, a Cultural Pumarín y a Cultural Gijonesa. «La función de la Fundación no es hacer historia, lo que tratamos de hacer es que los historiadores investiguen», aclaro Francisco Prado. «Nuestro papel es promover», añadió.

Por su parte, el autor quiso recalcar la importancia que tuvo Amigos de Mieres como dinamizador cultural de la cuenca minera «Se trataba de rescatar la lucha por la cultura en Asturias, que estaba ligada a la lucha política, por la democracia y las libertades». El colectivo nace en el año 68 como iniciativa de un grupo de personas vinculadas a las ideologías comunista y socialista. Promovieron actividades culturales de diversa índole, cinematográficas, de lectura, de difusión radiofónica, concursos de pintura? El método de trabajo se basó en fuentes orales mediante entrevistas, las cuales se contradecían en ocasiones, y en fuentes documentales como el Archivo Municipal de Mieres. Algunos de los materiales no estaban en buen estado o se habían perdido tras la disolución, en su momento, de Amigos de Mieres.





Amigos de Mieres, cultura y resistencia

La asociación, cuya historia se recoge en un libro reciente, encauzó los afanes democráticos, la inquietud cultural y la lucha ciudadana contra el franquismo

La Nueva Quintana. Páginas asturianistas
La Nueva España, 8 de diciembre de 2009

Francisco José Faraldo

«Estimado amigo: Después de tiempo y trabajo por parte de algunos -muy pocos- de tus paisanos, ha sido concedido el 23 de julio de 1968 el permiso correspondiente para la creación en Mieres de una asociación totalmente (sic) democrática: Asociación Amigos de Mieres».

Así comenzaba el texto de la «Hoja de llamada a los hijos de Mieres» repartida profusamente en la ciudad para anunciar el nacimiento de una institución que marcaría una impronta inolvidable en el devenir cultural y sociopolítico de la cuenca minera en los siguientes 30 años. Seguramente ni sus beneméritos promotores sospechaban que el eco de su iniciativa iba a ser de tal magnitud que a su invitación se sumarían en los años siguientes hasta 3.500 socios, a pesar de que el mero hecho de la afiliación suponía quedar etiquetado como comunista o, al menos, con una expresión muy frecuente en los informes policiales de la época, como «furibundo desafecto al régimen». Se demostraba así la existencia en Mieres de una clase obrera que no sólo se oponía activamente a la dictadura, sino que era también consciente de la necesidad de proyectos que, como Amigos de Mieres, se alineasen con una concepción abierta, libre y progresiva de la cultura y la pusieran al alcance de todos. El apoyo a la iniciativa ponía también de manifiesto que en las situaciones de represión la cultura constituye un valioso instrumento potenciador de las transformaciones sociales y que era imprescindible crear un ámbito en el cual las ideas de participación y progreso pudieran expresarse por medio de una cultura viva, popular y alejada de las limitaciones y el acartonamiento impuestos por la dictadura.

El 23 de julio de 1968 se concedió el permiso para constituir la entidad
Durante tres decenios, con algunos altibajos, Amigos de Mieres desarrolló un catálogo de actividades que no dudo en calificar de formidable por su cantidad y calidad. Hay que insistir en el último aspecto: no era sólo valorable la interminable sucesión de actos (cine, teatro, biblioteca, música, intercambios escolares, conferencias, concursos, deporte, etcétera) que, dentro y fuera del local, tenían lugar a un ritmo frenético, sino la calidad de los mismos. Lo más granado de la política democrática, la ciencia, el pensamiento, la poesía, la canción que se hacía entonces en el país pasó por la modesta sede de la calle Aller o por locales alquilados al efecto, unas veces en actos públicos -cuando las circunstancias lo permitían- otras de forma semiclandestina. En el aspecto cinematográfico, por ejemplo, se desarrolló una labor ímproba y sumamente profesional, que permitió a los mierenses tomar contacto con un cine que sólo se pasaba en los restringidos circuitos de arte y ensayo de Madrid y Barcelona; para no hablar de la producción cinematográfica de los países del Este -todo Eisenstein, por poner un ejemplo- proyectada en sesiones no permitidas, ya desde los comienzos de la asociación. Y todo eso en un contexto de hostigamiento permanente a los socios y sus familias, y con atentados, cierres, chivatazos y prohibiciones que no obedecían sino al capricho del sátrapa de turno, que casi siempre se apellidaba Mateu de Ros.

Aquella «perspicaz y voluntariosa aventura», como denomina a Amigos de Mieres José Luis Argüelles en el prólogo del libro que motiva este comentario, tuvo más de un padre, aunque buena parte del mérito en las primeras fases hay que atribuírselo al Partido Comunista, que lúcidamente percibió que la lucha política y cultural eran dos aspectos indisociables y complementarios de su acción contra la dictadura.

Los cuadros dirigentes se distanciaron de la asociación al legalizarse partidos y sindicatos
Es comprensible, por tanto, que la asociación se resintiese de los problemas que el PC sufrió en aquellos conturbados años, sobre todo con el advenimiento del eurocomunismo o la ruptura de Perlora en 1978; no obstante, tales hechos no llegaron a producir grandes convulsiones y raramente sobrepasaron el ámbito de las discusiones personales. También los conflictos generacionales tenían su correlato en la asociación como consecuencia de las concepciones más aperturistas de los jóvenes que se incorporan a las directivas a partir de la segunda década de los años setenta, pero la sangre nunca llegaba al Caudal. Señalemos, de cualquier modo, que en Amigos de Mieres hubo siempre un grupo más o menos estable de dinámicos socios procedentes de otros ámbitos políticos (socialistas, cristianos progresistas), o sin adscripción definida, que jugó un papel importante en la actividad asociativa e incluso asumió la dirección de algunos departamentos, lo cual indica que los planteamientos unitarios solían imponerse a cualquier tipo de sectarismo.

El período final de Amigos de Mieres no estuvo acorde con su trayectoria debido a una suma de factores que dieron al traste con esta entidad ejemplar. Con partidos y sindicatos legalizados, gran parte de sus cuadros se incorporaron a tareas en las nuevas instituciones y abandonaron el trabajo en la asociación. En el mercado cultural irrumpieron nuevas ofertas patrocinadas por ayuntamientos y otras instancias con muchos más medios económicos. En tal situación, junto a algunas iniciativas llenas de buena voluntad, se produce una constatable dejación de funciones de las últimas directivas y, simultáneamente, maniobras a las que no es ajeno el oportunismo político y desembocan en la desactivación de Amigos de Mieres.

Desactivación, que no muerte, ya que la asociación continúa existiendo como tal en el Registro correspondiente, por si a un grupo de ciudadanos les da por poner en circulación de nuevo una entidad que prestigió a la ciudad y demostró que todo es posible cuando el esfuerzo, el coraje y la lucidez se aúnan en pos de un objetivo compartido. Haya terminado o no definitivamente la historia de Amigos de Mieres que se ha intentado contar en el libro que aquí se comenta, creo que la ciudad tiene una deuda con su asociación más emblemática y que eso debe plasmarse físicamente en símbolos -calle y placa- que recuerden la institución y a los ciudadanos que la hicieron posible. El Ayuntamiento tiene la palabra.

Francisco José Faraldo García es autor del libro «Amigos de Mieres. Cultura popualr y lucha por la democracia en Asturias».





Cultura popular y recuerdo de la lucha por la Democracia

Presentación del libro «Asociación Amigos de Mieres» de Francisco José Faraldo que promovía un espacio de libertad y lucha contra la dictadura franquista desde los ámbitos de la cultura y el deporte
Miércoles 25 de noviembre de 2009. Ateneo Obrero de Gijón

La isla inexistente, 25 de noviembre de 2009

Portada del libro «Asociación Amigos de Mieres»
Portada del libro «Asociación Amigos de Mieres»
«La promulgación en 1964 de la Ley de Asociación abrió la posibilidad de nuevos espacios culturales. Los resquicios legales del régimen fueron aprovechados para el surgimiento de asociaciones que, como Amigos de Mieres, se convirtieron en espacios de libertad y lucha contra la dictadura. En Asturias este movimiento asociativo jugó un relevante papel. En este sentido, Amigos de Mieres (1968 a 1991) fue una entidad de referencia no solo en la Cuenca del Caudal. Nuestra historia reciente no se entendería sin conocer la actividad sociopolítica de estas asociaciones, promotoras de buena parte de las actividades culturales, deportivas... desarrolladas desde el voluntarismo y sorteando los obstáculos represivos». Con estas palabras se describe este libro en su contraportada. Se trata de una publicación de la Fundación Juan Muñiz Zapico y la editorial KRK.

Luis Pascual, como representante del Ateneo Obrero de Gijón, se encargó de iniciar el acto presentando a los ponentes de la mesa.

Tomó la palabra Francisco Prado Alberdi, presidente de la Fundación Juan Muñiz Zapico, explicando la intención de que esta obra sea la primera de una serie que recoja la historia de las diferentes asociaciones culturales que se fueron creando en Asturias como son los casos de Amigos del Nalón, Gesto, Cultural de Pumarín, Natahoyo, Cultural gijonesa... Se trata de recuperar la historia del fenómeno de las asociaciones culturales, su actividad y la memoria de aquella lucha callada que desde ellas se fue realizando. En Asturias, este movimiento de asociaciones tuvo mucha pujanza, y en concreto Amigos de Mieres se convirtió en un referente de la cultura popular, un lugar de encuentro y un punto desde el que extender la cultura en un tiempo en el que el acceso a ella no resultaba sencillo para un obrero. Desgraciadamente queda poco archivo de todo aquello y es necesario tirar de la memoria de las gentes.

Los ponentes Francisco Prado Alberdi, Francisco Faraldo, José Luis Argüelles y Luis Pascual
Los ponentes Francisco Prado Alberdi, Francisco Faraldo, José Luis Argüelles y Luis Pascual

José Luis Argüelles, quien prologa el libro, usó su palabra para recordar que Amigos de Mieres peleó por la libertad de Juanín (Muñiz Zapico) y que cuando salió de la cárcel acostumbraba a ir a la asociación para dar charlas. Es por eso que agradece que sea la propia Fundación Juan Muñiz Zapico la promotora de este libro.

La estructuración social que estas asociaciones acometieron, permitió que la llegada de la democracia fuera de todos, ya que desde ellas se instrumentalizó buena parte de la lucha por las libertades. Amigos de Mieres se creó por iniciativa soterrada del PCE y de Comisiones Obreras, pero fue más que eso: se convirtió en un frente unitario de los antifranquistas de Mieres y alrededores. Con izquierdistas entre sus miembros, pero también con católicos.

Durante su historia mantuvo una actividad importante que sirvió además como semilla para muchas otras cosas. A pesar de sus pocos medios, tuvo un Cineclub, una Biblioteca popular, ajedrez, coro, grupos de teatro y de montaña, deportes...

Hablando de Faraldo, dice que, para la escritura del libro, no eludió los conflictos que existieron en la asociación ni el triste final que ésta tuvo.

Instantánea del Ateneo Obrero de Gijón antes de comenzar el acto
Instantánea del Ateneo Obrero de Gijón antes de comenzar el acto

Finalmente intervino Francisco José Faraldo, autor del libro. Situó en su lugar a la cultura señalando que «cuando falta la libertad es cuando más se necesita trabajar en lo cultural».

Se define a sí mismo como un testigo de todo aquello al que le gusta escribir, por lo que el libro se encuentra entre la crónica y el reportaje. Para su elaboración recurrió a entrevistar a una veintena de personas relacionadas con la asociación que aportaron los documentos y las fotografías que guardaban. Pero también acudió a las fuentes escritas como son el archivo municipal del ayuntamiento de Mieres y los archivos policiales, de los que destaca el esmerado cuidado que ponían en adjetivar los informes sobre las actividades de la asociación y a trabajos de los autores Luis Alfredo Lobato, Julio León Costales y José Ramón Gómez Fouz.

Respecto a la Asociación, indica que fue un logro formidable de las fuerzas progresistas de la cuenca del Caudal por implantar una cultura popular, de alta calidad y con una gran amplitud en la extensión de sus actividades. Habla del trabajo del Cineclub, de los diferentes grupos de teatro que se fueron formando a su amparo y de la Biblioteca que permitía difundir la literatura y el pensamiento político. En ese momento recuerda como anécdota que varios dirigentes tenían enterrados en sus huertas algunos de los libros prohibidos para de esta forma salvaguardarlos y poder seguir prestándolos.

Comenta que la Amigos de Mieres tenía el sambenito de que sus socios eran unos rojos peligrosos. Por ello se organizaron muchas actividades abiertas a la participación de todo el mundo y al aire libre. Citó, entre otra de sus actividades, el intercambio de estudiantes con Francia que no solo permitió la llegada de otros aires europeos en Mieres sino que a su vez sirvió para que muchos de los estudiantes locales tuvieran la oportunidad de visitar Francia.

En lo deportivo también vivió ciertos éxitos, pues tras una eclosión extraordinaria llegó a tener cerca de los 500 chavales apuntados en las diferentes categorías y se convirtió en el gran rival futbolístico del Caudal Deportivo de Mieres. Habló del grupo de montaña como otra de las señas de identidad de Amigos de Mieres.

Recuerda que muchos compañeros se educaron allí, que aprendieron a participar en una lucha por la cultura. Si bien al arranque, la Asociación presenta mucho peso comunista, siempre hubo socialistas, cristianos progresistas y otros demócratas «sin apellido». A finales de los 70 los resquebrajamientos en el PCE influyeron y comenzó un periodo de dejación. Con la Transición llegaron otros modelos de difundir o controlar la cultura: el márketing que busca que deje de ser gratuita o la incorporación de los ayuntamientos como difusores. De esta forma, lentamente, la Asociación va dejando de tener motivo de ser, hasta que su local pasa a ser ocupado por otro grupo cultural de Mieres.

Faraldo termina indicando que por Amigos de Mieres pasó todo el mundo y que pertenece a la memoria de todos.





«Cualquier asociación de ahora no alcanza la actividad de Amigos de Mieres»

«Pedimos al Alcalde que ponga una placa en la calle donde estaba la sede»


La Nueva España, 25 de noviembre de 2009

FRANCISCO JOSÉ FARALDO
Escritor, autor del libro «Asociación Amigos de Mieres»

Mieres del Camino, Antonio Lorca


Francisco José Faraldo. [Foto: Juan Plaza]

Francisco José Faraldo llegó a Mieres en 1969 procedente de Barcelona e inmediatamente se involucró en la Asociación Amigos de Mieres. Aunque habitualmente su genero literario es la poesía, ahora se ha metido también a historiador para dejar acta de lo que significó aquella asociación, que llegó a tener 4.000 socios. «Esta asociación bien merece una placa de homenaje del pueblo de Mieres en el lugar donde estaba la sede, en la calle Aller, y así se lo hemos pedido al Alcalde» dice el autor del libro.

-¿Qué fue la Asociación Amigos de Mieres?

-Fue una entidad cultural que funcionó entre los años 68 y 91 en Mieres. Al decir que es una asociación cultural se dice parte de la verdad porque era cultural y social. Nace con grandes dificultades porque estaba identificada siempre con la izquierda. Desde su comienzo empiezan a florecer una serie de actividades que aportan un dinamismo a la región desde el aspecto cultural y sociopolítico enorme. Se desenvuelven muchas líneas de trabajo: un cine club, una escuela de teatro, deportes, conferencias, biblioteca, servicios de préstamo, actividades extraescolares con los centros de la zona, en fin, un espectro de actividades impresionante.

-¿Qué la hizo tan importante?

-La cantidad de actividad cultural que desarrolló. Cualquier asociación de ahora, aunque tenga subvención, no llega al volumen de actividades que desarrollaba Amigos de Mieres. Había meses en que se llegaba a hacer una proyección cinematográfica al día, llegó a haber cinco mil libros en la biblioteca, se pasaron películas que nunca hubieran llegado a los circuitos comerciales en nuestro cine club Luis Buñuel. La hizo prodigiosa sobre todo la entrega de la gente que participaba allí, que se dedicaban a ello, que era su vida. Gente que estaba permanentemente en la Asociación, a pesar de la persecución policial, de los cierres, de los atentados, que eran continuos, de las detenciones. Cuando había un estado de excepción cerraban la asociación. Entraba la policía, se llevaban los libros... Aún así, la asociación tenía una actividad tremenda. Es cierto que también le daban impulso muchos elementos del Partido Comunista, que fue esencial en la Asociación y también, en parte, el Partido Socialista.

-¿Qué pasó con la Asociación al llegar la democracia?

-Las personas más dinámicas de la asociación entraron en la nueva vida sindical y política que con la llegada de la democracia comienza a funcionar y la Asociación pierde muchos cuadros. Por otro lado, el campo cultural en el que se desarrollaba la asociación se convierte en un mercado donde aparecen otras ofertas y es difícil competir.

-¿Cómo fue el final?

-Un poco polémico porque hubo mucha confusión, etapas en las que no se convocaban asambleas, dejación de funciones. Yo creo que la dirección que hubo en la época no se tomó muy en serio su trabajo, hubo un relajamiento general debido a las circunstancias que te decía antes. El final fue un poco confuso y lo malo es que se ha perdido buena parte de la documentación y algo del patrimonio debido a la falta de rigor que hubo en estas últimas etapas.

-¿Cuál fue su grado de implicación con la Asociación?

-Fui presidente del parlamento de cultura durante algún tiempo y socio durante muchos años, cuando viví en Mieres. Desde que llegué de Cataluña me afilié de forma activa.

-¿Se trata de recuperar una parte olvidada de la historia?

-Lo que se pretende es hacer una serie de libros sobre el movimiento asociativo de Asturias. Investigar archivos y hacer entrevistas con las personas que formaron parte de estas asociaciones, fijar la historia, que en estos momentos está en estado gaseoso, es decir, no existe. Está en la memoria de la gente pero papeles se han perdido muchos. No se entiende la historia de Asturias sin la actividad de estas asociaciones.

-¿Cómo se lograba llevar a cabo toda esa actividad?

-Las asociaciones asturianas que se movían en este ámbito progresista estaban muy interconectadas. Había una red, de tal manera que cuando alguno de estos artistas venía a actuar aquí luego iban a otros partes. Además, muchas veces lo hacían gratis, hasta la muerte de Franco era todo prácticamente gratis, lo hacían solidariamente. Cuando traíamos algún grupo de teatro que era caro procurábamos que actuara en Oviedo y en otras asociaciones similares. Amigos de Mieres fue la pionera de este movimiento.




Francisco Faraldo presentó en la Casa de la Cultura de Mieres su libro «Asociación Amigos de Mieres»
La Nueva España, 21 de noviembre de 2009

Presentación del libro en la Casa de la Cultura de Mieres. [Foto: Fernando Geijo]

El libro «Asociación Amigos de Mieres. Cultura popular y lucha por la democracia en Asturias» fue presentado ayer en la Casa de Cultura de Mieres. Al acto acudieron en torno a un centenar de personas, muchas de ellas antiguos miembros de la asociación. Junto al autor, Francisco Faraldo García, estuvo el prologuista del libro, el periodista de LA NUEVA ESPAÑA José Luis Argüelles; el alcalde de Mieres, Luis María García, y el presidente de la Fundación Juan Muñiz Zapico, Francisco Prado Alberdi. Los ponentes glosaron la importancia de Amigos de Mieres, que llegó a tener 4.000 socios y fue un refugio cultural durante la dictadura.





Un llibru recuerda la trayectoria y el compromisu de los Amigos de Mieres

Francisco Faraldo fai un repasu pela historia del colectivu

Les Noticies, 19 de payares de 2009

M. B.

A lo llargo de la segunda metá del réxime franquista, l’Asociación Amigos de Mieres foi un referente de la oposición al réxime en toa Asturies. El colectivu, vinculáu al Partíu Comunista d’España (PCE), foi ún de los núcleos de resistencia intelectual al dictador más activos y nes sos files formaron dellos nomes que col tiempu diben acabar ocupando un papel importante na historia de la demoracia n’Asturies. Esa trayectoria ye la que quixo evocar Francisco Faraldo nel llibru Asociación Amigos de Mieres. Cultura popular y lucha por la democracia en Asturias, que se presenta’l vienres 20 de payares na Casa la Cultura de Mieres, a les siete de la tarde, nun actu que va contar cola presencia de Francisco Prado Alberdi (presidente de la Fundación Juan Muñiz Zapico), Luis María García (alcalde de Mieres) y José Luis Argüelles (poeta, periodista y autor del prólogu del volume).

La obra, que ta editada pola Fundación Muñiz Zapico en collaboración con KRK Ediciones, va faciendo un percorríu pela historia d’una entidá que nació depués de que, nel añu 1964, la Llei d’Asociación abriera la posibilidá de crear espacios culturales nuevos pente unos resquicios llegales que s’aprovecharon pa que surdieren asociaciones qu’acabaron convirtiéndose n’espacios de llibertá y llucha contra la dictadura. N’Asturies esi movimientu asociativu tuvo un papel bien importante y, nesi sen, Amigos de Mieres acabó convirtiéndose nuna entidá de referencia non solo nel valle del Caudal, sinón que la so influencia acabó espardiéndose a tol país, por exemplu, a la hora de vertebrar l’actividá sociopolítica ayena al réxime y pol so papel promotor d’actividaes culturales o deportives, desarrollaes siempre col voluntarismu y resalvando los obstáculos represivos.

Amás del actu de Mieres, el llibru tamién va tener una presentación en Xixón. Va ser el miércoles 25 de payares, a les ocho de la tarde, na sé del Atenéu Obreru, asitiáu na cai Cuadonga.