|
El magistrado participa en la presentación del libro "La solidaridad con el juez Garzón", promovida por la Fundación Juan Muñiz Zapico de CCOO de Asturias en la Semana Negra de Gijón
De izquierda a derecha, Vega, Gallo, Pallín y Alberdi. | |
El primero en tomar la palabra fue José Antonio Martín Pallín, magistrado emérito del Tribunal Supremo, quien señaló que "el caso Garzón es digno de la trama de una novela negra, ya que parece que alguien dio la orden de disparar contra el juez".
Respecto a la recuperación de la memoria histórica, Martín Pallín sentenció que "para cerrar las heridas, se debe hacer justicia a un tiempo horrible del pasado".
Durante el acto, en el que también participaron Francisco Prado Alberdi y Benjamín Gutiérrez, presidente y director de la Fundación Juan Muñiz Zapico, respectivamente; Rubén Vega, representante de la Asociación de la Memoria Social y Democrática; y el escritor Alejandro Gallo, se dijo que "es imprescindible restablecer la verdad mediante la recuperación de los testimonios de víctimas y torturadores", y que "la amnistía decretada en la transición funciona actualmente como una ley de amnesia selectiva". También se aprovechó para denunciar que "parece que ciertos sectores de la derecha están perdonando la vida a los luchadores contra el franquismo".
Christian Bartsch
Rubén Vega, Alejandro M. Gallo, J. A. Martín Pallín y F. Prado Alberdi |
|
El caso es que la carpa acogió ayer su último día de actividades, y lo hizo como siempre, a tope. Cierto es que llegué un poco tarde porque Jesús Alonso Iglesias, que iba a ser el protagonista de la segunda presentación de la tarde, me estaba dibujando una espectacular dedicatoria en mi ejemplar de su cómic Silhouette y no era plan de interrumpirle y que me lo dejara a medias. Pero llegué a tiempo para asistir a la introducción que Mauricio Schwarz estaba haciendo de Los productos naturales, ¡vaya timo!, un libro excelentemente escrito que demuestra que la ciencia puede ser divertida, según apuntó. Se trata de una obra escrita por José Miguel Mulet en la que desmonta algunos mitos sobre esos productos que la publicidad nos presenta como 'naturales', una etiqueta, cuando menos, engañosa. Mulet, investigador y profesor universitario de bioquímica alimentaria en la Universidad Politécnica de Valencia, explicó que el libro surgió como una curiosidad, un intento por buscar desde un punto de vista científico qué había de cierto en esa etiqueta, y encontré poco. Sus conclusiones sobre los alimentos ecológicos, los transgénicos o la homeopatía, por poner varios ejemplos, han suscitado controversia, pero él lo da por bien empleado mientras sus escritos sigan ayudando a alguien a separar el grano de la paja en este tipo de temas.
A continuación tomó el relevo el mencionado Iglesias y Jorge Argiz, que acudió como responsable de la línea editorial de Dolmen responsable del lanzamiento de Silhouette. Ambos respondieron a las preguntas de José Manuel Estébanez y fueron descubriendo las claves de este cómic que, en un principio, no tenía un dibujante definido. Fue Argiz quien, tras caer en el blog de Iglesias, se quedó prendado de su dibujo y decidió ofrecerle el proyecto guionizado por Víctor Santos y que llevaba parado dos años. Después, la realización del cómic se fue demorando debido a otros compromisos profesionales del dibujante pero, en opinión de Iglesias, el esfuerzo mereció la pena. Las críticas han sido muy positivas, me alientan y me obligan a seguir trabajando, comentó. De hecho, ahora está dibujando la segunda parte de las aventuras de este personaje, un justiciero que vive sus aventuras en el París ocupado por los nazis durante la II Guerra Mundial. Está muy avanzado y me lo estoy pasando bomba con él. La historia escrita por Víctor Santos es redonda, afirmó Iglesias. Por su parte, Jorge Argiz apuntó que con el volumen presentado ayer pensaba que era prácticamente imposible mejorar nada, pero cuando leo algunas páginas del segundo, veo que me equivocaba. Los seguidores de los cómics ya tenemos los dientes largos.
Una obra muy diferente, pero también relacionada con el noveno arte, es Miguel B. Núñez, mil vidas más, siguiente presentación en el Espacio A Quemarropa (EAQ). Escrito por Pepe Gálvez y dibujado por Alfonso López y Joan Mundet, el libro es un recorrido por la vida de Miguel B. Núñez, antiguo dirigente del Partido Comunista de España que, tras volver del exilio, combatió activamente contra el franquismo siendo encarcelado y torturado en varias ocasiones. Con la instauración de la democracia fue diputado y posteriormente derivó su lucha a la actividad de cooperación internacional y a la recuperación de la memoria histórica antes de morir a los 88 años, cuando aún le quedaban mil vidas más por vivir, tal y como le comentó su compañera, Elena, a Pepe Gálvez poco después de su fallecimiento. El guionista explicó que la obra surge con el objetivo de ayudar a la recuperación de la memoria democrática de España. La democracia no nace porque alguien se muere, sino por la lucha de una serie de gente que no se conformó con la falta de libertad que se sufría durante la dictadura, afirmó. El cómic cuenta con el trazo expresionista de Alfonso López, mientras que Joan Mundet le da el contrapunto realista con sus ilustraciones. El objetivo de esta combinación: mostrar lo ocurrido en esos años con toda su carga emotiva y visceral y, paralelamente, colocar al lector en la realidad de todo lo que se cuenta. La presentación del libro corrió a cargo de Norman Fernández, quien resaltó su tono vitalista a pesar de la dureza de muchos de los episodios que se narran. Porque así era Miguel, un joven que a sus 88 años estaba entusiasmado por el hecho de que fueran a hacer un cómic sobre su vida. En su homenaje, y en el de tantos otros luchadores por las libertades, Pepe Gálvez resaltó la importancia de que la sociedad española, empezando por la izquierda, recupere su memoria.
La carpa aparcó entonces su programación habitual para dar paso al debate '¿A dónde va la Semana Negra?', del que damos cuenta en estas páginas y tras cuyo desarrollo tuvo lugar la presentación del libro La solidaridad con el juez Garzón. La ponencia, organizada con la colaboración de la Fundación Muñiz Zapico, contó con la presencia de su presidente, Francisco Prado Alberdi, y del magistrado emérito del Tribunal Supremo José Antonio Martín Pallín, quien ofreció las claves de la persecución que el juez Baltasar Garzón viene sufriendo en los últimos meses a raíz de sus investigaciones sobre los crímenes del franquismo. Martín Pallín presentó lo que denominó como Caso Garzón como una trama en la que no sabemos si al final se sabrá quienes son los asesinos. Pallín se atrevió a proponer un título para la historia del famoso juez: Quién disparó al juez Garzón. Alguien dio la orden, pero yo creo que hay un fuego cruzado contra él que hasta el momento no se ha cobrado la víctima. En su opinión, la persecución contra Garzón desprestigia la justicia española y demuestra que España no puede librarse de su pasado ignominioso. Pallín recordó que los crímenes contra la Humanidad no prescriben, y comentó que no se trata de reabrir heridas, sino de cerrarlas. La mesa se completó con Alejandro Gallo y Rubén Vega, profesor del departamento de Historia Contemporánea de la Universidad de Oviedo que denunció que la Ley de Amnistía de 1977 fue utilizada en la práctica como una ley de punto final.
Tras el recuerdo de la cruda realidad, la carpa volvió a abrirse a la fantasía y a lo que ha de venir, y lo hizo de la mano de Javier Negrete y de los dos últimos libros de la saga dedicada al planeta Tramórea, El sueño de los dioses y El corazón de Tramórea. El escritor estuvo acompañado en su presentación por el también escritor Juan Miguel Aguilera y por Jorge Argiz, que en esta ocasión participó como presentador. A Argiz no le quedaron calificativos para mostrar su entusiasmo por los libros de Negrete, de quien dijo que es probablemente el autor con cuyos libros más he disfrutado como lector, el creador de la saga más redonda y perfecta de nuestra literatura fantástica. Después de una presentación tan entusiasta, Juan Miguel Aguilera lo tenía complicado para elogiar a Negrete, pero lo consiguió explicando que, si una novela es como un iceberg que tiene que mantener invisible la mayor parte del trabajo que conlleva, el autor lo consigue introduciendo al lector completamente en la trama. No acerté a ver si Negrete se ponía colorado, pero sí acertó a comentar que podría decir que todo el desarrollo de la saga estaba previsto desde el principio, pero mentiría como un bellaco. Fue un camino bastante imprevisible. Imprevisible como el futuro que Negrete dibuja en esta distopía que lo ha convertido en uno de los principales autores del género fantástico en España.
Y la actividad en la carpa A Quemarropa tocó a su fin, como lo está haciendo esta crónica. Los autores participantes en el libro SNPepsi de este año, La frontera, tomaron el EAQ para firmar ejemplares y encontrarse con sus lectores, y después los compañeros que durante estos días estuvieron al tanto de que todo funcionase en la carpa como un perfecto reloj suizo cerraron el chiringuito. Yo también debo hacerlo, pero antes de poner el punto y final, permítanme que les diga que para este plumilla ha sido una gozada pertenecer durante estos días a la particular aldea gala que es la Semana Negra (este año más que nunca) y haberles contado a ustedes, amigos lectores, lo que ocurría en una parte de su recinto amurallado. Sólo me resta despedirme de los compis de este periódico semanero, que ya deben de estar nerviosos con las horas a las que les mando esta crónica, y decirle a Obélix que sí, que están locos estos romanos.