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En febrero se celebraron las Jornadas de Curas Obreros en el antifranquismo gijonés. Un acto de reconocimiento de esta realidad. En la lucha contra el franquismo los llamados curas obreros jugaron un papel muy importante contra la Dictadura. Gijón fue uno de los epicentros de la lucha por la democracia y los derechos laborales en aquellas décadas del final de la dictadura. Los sectores progresistas de la Iglesia fueron parte de ella.
Juan A. Delgado
No podría ser de otro modo este primer paso. En Asturias la realidad de estos curas desde los años 50 ha sido y es constante. Muchos de ellos ya siendo diáconos se volcaban con el mundo obrero, sus gentes. Optaron por la inserción en el mundo obrero, vivir en pequeñas comunidades en barrios obreros o populares presentando su manera de proceder en estar con, vivir con, compartir las condiciones de vida, precariedad, explotación e inseguridad del mundo obrero para eliminar el mutuo desconocimiento y la lejanía humana y espiritual que podía existir entre ambos mundos.
Trabajaron con sus propias manos, sobre todo, para encarnarse en la clase obrera. «Es una auténtica escuela de formación», como expresaría también la propia Gaudium et spes en el número 1. Sería acompañar los gozos y las sombras, la vida misma en su mayor grado de complicidad con el mundo obrero y sus miserias, incluso actuales.
Han dejado estos sacerdotes una huella profunda uniendo dos palabras en el corazón del mundo obrero: la humanización y la evangelización. Y este humus, asienta toda la realidad de los curas obreros en Gijón. Ciertamente, el encuentro estaba lleno de curas mayores (ellos decían jubilados), pero su motivación era muy potente. Recuerdo que había un sacerdote del curso de Gaspar García Laviana quien, con lágrimas en los ojos, le recordaba como un luchador por los pobres.
El futuro es complejo, han disminuido enormemente las vocaciones sacerdotales y religiosas, las obras a atender siguen siendo muchas...; sin duda que hay que ser creativos ante nuevas formas, nuevos servicios, ministerios que respondan a las necesidades del momento.
Una de las ideas principales era, desde este encuentro, retomar toda la historia de los curas obreros en Asturias. Ya he comenzado esta tarea pero no solamente de los de Gijón o Asturias, sino de toda España.
Aunque es de admirar que en Asturias este movimiento de sacerdotes y diáconos obreros resista hasta nuestros días. La prueba está en que la Fundación Juan Muñiz Zapico preparó estas jornadas. Se llenaron de curas, religiosas, militantes de movimientos apostólicos como la JOC y la HOAC que habían entregado su vida e historia por la clase obrera. Una vida al servicio del Reino.
Todas estas jornadas servían para la reconstrucción de la memoria social e histórica. Y, por añadidura, de toda nuestra propia historia general. La reconstrucción de esta memoria fue muy interesante ya que el segundo día de las jornadas muchos sacerdotes intervinieron y dieron paso a su propia intrahistoria. Recordaron a mi viejo amigo ya fallecido José María Díez-Alegría del que dije para la prensa de Gijón que trajo la teología de la liberación a España y que llegó esta forma de teología a la cuenca minera y se proyecto por Asturias al igual que el Concilio Vaticano II desde los años 60.
¿Cómo no va a quedar huella de todo esto? Quedan vigentes modelos como el sacerdote José Luis Velasco Arrojo a quien Tarancón levantó el castigo por ser cura progresista y le envío a Pando, La Felguera, empezando a trabajar en un taller mecánico. Y otro de los curas que marcaron un horizonte que hoy pervive sería Carlos García Huelga, llamado el cura de Barredos, que había sido guaje de mina y trabajó de minero previo permiso de Tarancón. Viviendo en el barrio felguerino de Joécara en compañía de Alejandro Alas Suárez, Bernardo Mena Gil, que era camionero, y de algunos jesuitas como José Carlos Gutiérrez. Qué interesante toda esta experiencia de la misión obrera jesuítica hoy defendida por jesuitas como Jesús Jiménez Company.
Fomentaron una forma de vivir kairológicamente, criteriológicamente y proyectualmente, que hoy día llega a nosotros y nos piden retomar el testigo para fomentar una Iglesia de la gratuidad, una Iglesia del jueves santo.
Este impacto de las jornadas va haciendo eco. La Fundación Muñiz Zapico tiene mucho que ver en todo esto y su director Benjamín Gutiérrez Huerta quien mantiene un compromiso fiel en la recuperación de la memoria histórica y en no olvidar el papel de esta parte de la Iglesia escorada contra la conculcación de los derechos humanos y convencida, desde los años 50, en unir en esta gran asamblea que es el pueblo de Dios en servicio, el del lavatorio de los pies, de la eucaristía transformante en un espacio donde puedan habitar los hombres y mujeres de la clase obrera y donde los sacerdotes obreros a ejemplo de san Pablo, quien trabajaba con sus manos para no ser gravoso a nadie.
Es urgente a partir de estas jornadas no cesar en el empeño de ir a los colegios e institutos no solamente de Asturias sino de España para hablarles a los ciudadanos alumnos de esta realidad. De estos sacerdotes, religiosas, religiosos y laicos que trabajaron en medio de la clase obrera: el padre Llanos, García Salve, Mariano Gamo, García Laviana, Díez-Alegría, monseñor Ancel, Guillermo Rovirosa, monseñor Cardijn, Alfonso Carlos Comín, José María González Ruiz, José Centeno. Personas que, en muchos casos, estuvieron en la cárcel o vigilados o multados pero que en estas Jornadas se mantenían en el irrenunciable horizonte de esperanza hombres críticos y purificadores, con una misión clave: defender al trabajador débil, pobre.
Ricardo Gayol García
Al hilo de las Jornadas sobre Curas Obreros en el antifranquismo gijonés, organizadas por la Fundación Juan Muñiz Zapico de Comisiones Obreras los días 23 y 24 de febrero en Gijón, sería interesante enmarcar esa experiencia en el contexto vivido en aquellos años del tardofranquismo y de la transición a la democracia en nuestra ciudad.
Las parroquias de los barrios jugaron en aquel entonces un rol de apertura y de concienciación social muy consistente, que vino a modificar el panorama de una Iglesia acomodada en el Régimen y abrió perspectivas de cambio en un momento en que todavía la política no había salido de las catacumbas de una prolongada clandestinidad. Cada lunes, en la Casa de Ejercicios del Bibio se reunía aquel grupo de curas progresistas, en su mayor parte, adscritos a esas parroquias y desde allí coordinaban sus movimientos en favor de los sectores laborales en lucha y del incipiente movimiento vecinal como primer atisbo de una expresión democrática de la ciudadanía, a pesar de la dictadura.
El barrio de La Calzada con el párroco José Luis González a la cabeza y con Manuel Hevia Carriles, un significado militante obrero cristiano, como Presidente de la Asociación de Cabezas de Familia fue un ejemplo de activismo social y de reivindicación ciudadana. Fue a consecuencia de una charla de Juanín Muñiz Zapico en la sede del Antiguo Ateneo Obrero de La Calzada sobre “el futuro del sindicalismo”, cuando se produjo su cierre gubernativo. Pero entonces actuó la cobertura eclesial y a través de la Comisión Justicia y Paz se pudo seguir realizando prácticamente la misma tarea asociativa en el barrio.
La multicopista de la Parroquia de Fátima que tenía llamativas deficiencias bastante ostensibles para los lectores, lo mismo servía para difundir los horarios de misa que para publicar cualquier comunicado clandestino de cariz sindical o político, naturalmente a la policía no le era difícil saber la ubicación de aquella “imprenta” polivalente.
Pero quizás el primer hecho público significativo fue en septiembre de 1971, el encierro de pensionistas en la iglesia de San José, su violenta expulsión por las fuerzas del orden franquista, produjo una reacción eclesial enérgica: todas las parroquias de Gijón cerraron sus puertas aquel domingo posterior al suceso. Solo quedaron abiertas, por acuerdo entre ellas, tres iglesias en el centro de la ciudad para que los feligreses pudieran acudir a la misa dominical. D. Gabino Díaz Merchán,el Arzobispo, dio su respaldo a la medida, mostrando la sensibilidad social de la iglesia diocesana en Asturias.
Los movimientos apostólicos como la HOAC, la JOC, la JEC o la JIC habían creado antes un caldo de cultivo muy positivo para mentalizar a los católicos inquietos sobre los problemas sociales, la carencia de democracia y la necesidad de un cambio político en el país. Además sus métodos de formación basados en el “ver, juzgar y actuar” fueron un ingrediente fundamental para construir un imaginario de democracia y justicia social muy relevante para su aporte a la sociedad cambiante.
La huelga minera de 1962 fue un momento clave para la apertura política en Asturias, podríamos decir que fue la primera piedra de una transición política lenta pero inexorable hacia la democracia. Los curas y los cristianos comprometidos formaron parte de ese conglomerado social que impulsaba la emancipación de la clase trabajadora. El paso por el Arzobispado ovetense de D. Vicente Enrique y Tarancón entre 1964 y 1969 fue también muy saludable para confirmar los aires de renovación conciliar que favorecían el aggiornamento de la Iglesia en nuestra región. Pero D. Gabino, su sucesor aún era un pastor más cercano al compromiso social, por su talante y por su sencillez evangélica. Ambos, junto con el obispo auxiliar Elías Yanes, contribuyeron sin duda a dar paso a los cambios necesarios para ofrecer otro modelo de creyente y de praxis eclesial.
Pero como se ha podido comentar en las Jornadas, la figura del jesuíta asturiano José Mª Díez Alegría ha supuesto un verdadero puntal en la nueva concepción del cristianismo comprometido, de una lectura marxista rigurosa y de una teología apoyada en la experiencia de la Liberación en América Latina.
Juan Antonio Delgado de la Rosa, presente en las Jornadas, y autor de varias biografías y obras sobre la materia, realizó su tesis doctoral sobre Díez Alegría y desea trabajar en el futuro sobre el movimiento de curas obreros en Asturias, extremo que nos satisface y nos invita a colaborar con él en esa ingente tarea.
En las puertas de la democracia, la Comisión Diocesana de Justicia y Paz jugó también un papel incisivo en la defensa de los derechos humanos, su campaña por la Amnistía y su movilización contra las penas de muerte del cierre del Franquismo marcaron también un hito importante en el compromiso de los creyentes, el cual poco a poco se fue materializando en los sindicatos y partidos de la izquierda que estaban a punto de surgir a la legalidad. La presencia de Manuel García Fonseca, más conocido como el Polesu en el Comité Central del PCA, y la incorporación de Benito Fernández a la lista municipal de dicho Partido por Gijón en 1979 fueron también ejemplos de esa participación política de curas y cristianos de base. Algo más adelante, personas como Toni Hevia en la Concejalía de IU siguieron mostrando un inequívoco compromiso político con la clase trabajadora.
No he citado aquí los casos explícitos de curas obreros en su estricto término, como Cándido Viñas o Jesús Ángel Fernández, pues supongo que en las Jornadas quedó reflejado su papel decisivo. Pero me parecía útil hacer esta aportación para contextualizar más su pertenencia a una nueva eclesiología que, surgida del Vaticano II, tuvo un desarrolllo muy intenso en Asturias.
Hoy son las comunidades cristianas de base las que han tomado el relevo y las que mantienen la mecha humeante de la nueva praxis del cristianismo liberador en el siglo XXI. Su Encuentro anual en Asturias, que este año llega a su XXX edición, representa siempre un espacio de diálogo y de visión novedosa de la realidad. En el próximo mes de mayo tendremos la oportunidad de participar en su celebración en Gijón.
"La gente era reacia, pero al enfrentarnos juntos a los problemas nos íbamos uniendo", recuerda el cura obrero Jesús Ángel Fernández
J. M. Requena
En una sociedad tan precarizada como fue el mundo obrero de la época del franquismo, emergió con fuerza y enorme relevancia la figura del cura obrero. Unos sacerdotes que, a la lucha del movimiento obrero por alcanzar una vida más digna, unieron la suya propia para intentar entrar en una sociedad en la que, en un principio, no encontraron más que el rechazo a todo lo religioso y, más concretamente, a la Iglesia como institución.
"Nos encontramos con un gran rechazo, pero en la medida que nos íbamos enfrentando juntos a los problemas comunes, buscando la mejor solución, nos íbamos uniendo mucho más", relata Jesús Ángel Fernández, un sacerdote jesuita que ejerció durante un cuarto de siglo como cura obrero en Gijón, "nos íbamos entendiendo mejor, respetando las diferencias pero aprendiendo a admirar lo valioso de la ideología de los demás", rememora el sacerdote. "Según mi experiencia, la gente que era reacia, al final acababa sintiéndose cada vez más orgullosa de que un cura estuviera junto a ellos, luchando a su lado", explica.
Esta es una de las reflexiones que se vertieron ayer en las jornadas "Curas obreros en el antifranquismo gijonés", organizada por la Fundación Juan Muñiz Zapico de CC OO de Asturias. En ellas, gracias a los testimonios de muchos de estos sacerdotes, se pudo observar cómo, en una época tan complicada, fueron los propios curas obreros quienes se separaron del aparato de la Iglesia como institución para "pasar de una Iglesia para sacramentalizar a una Iglesia para evangelizar".
Así lo sintió también Fernández, quien veía en la labor de los curas obreros una similitud con los misioneros "pero con la experiencia de lo malo que se hizo a veces, que en vez de evangelizar se iba a colonizar" por lo que lo que él mismo buscó en la década de los setenta fue "no colonizar, no llevar mi cultura y mi ideología a los demás, si no transmitir el mensaje de Jesús apoyándome en la cultura de la que quería formar parte".
Y, en cierto modo, Fernández siempre formó parte de ella. Hijo de trabajadores, "se nos formó con una exigencia de fondo de responder a todo el esfuerzo que había hecho el mundo obrero para poder educarnos", argumenta el sacerdote, "teníamos que responder, valiéndonos de toda nuestra formación para luchar en favor del mundo del trabajo".
Precisamente por ello, desde el primer momento lo tuvo claro. "Cuando opté por hacerme sacerdote jesuita, tuve presente ese compromiso, esa obligación de devolver al mundo del trabajo lo que había hecho por mí, y fui viendo claro que la mejor opción para ser capaz de responder de la mejor manera a mi sacerdocio y al mundo obrero era hacerme cura obrero". Una decisión difícil, en una época en la que el colectivo obrero pasaba necesidades, hambre, e incluso miedo. Los sacerdotes tenían que ofrecer entonces "unos valores y una cultura humanista basada en la solidaridad y la dignidad del trabajo y los trabajadores, en el discurso de la igualdad", como reflexionó una de las ponentes, Lourdes Cueto, sabiendo que esa labor no se podía realizar únicamente desde el templo "porque los trabajadores no iban a la iglesia".
Una labor ardua, dura, pero no ingrata. "Mereció la pena porque me liberó y me produjo una profunda paz. Mi vida ha tenido y tiene sentido por ello, por humanizarme yo y haber podido humanizar a la sociedad, ya que, si no se humaniza, se va debilitando en valores y perdiendo sentido", sentencia la voz de la experiencia de una vida dedicada al movimiento obrero a través de la Iglesia.
El sacerdote de El Entrego recuerda cómo sufrieron investigaciones y denuncias «teniendo incluso que correr en alguna ocasión»
Pablo Suárez
«Los curas obreros queríamos una Iglesia distinta». Así de rotundo se mostró ayer el padre Pipo con respecto a la posición tomada por éstos durante los años de franquismo. Pipo, un cura obrero que vivió esta época de la historia española desde El Entrego, compartió ayer, en la segunda actividad de la jornada 'Curas obreros en el antifranquismo gijonés', algunos de los recuerdos que guarda del fenómeno social que supuso la irrupción de estos religiosos entre la clase obrera. «Dimos una imagen totalmente distinta de lo que era la Iglesia de entonces», afirmó orgulloso.
A estos curas, que se negaron a aceptar la realidad impuesta por el franquismo y se alinearon junto a los trabajadores en la lucha por sus derechos y libertades, no les salvó su condición de sacerdotes de las represalias que en la época sufrían los que se atrevían a cuestionar al Régimen. «Éramos curas, pero también fuimos objeto de denuncias e investigaciones por parte de las fuerzas del orden, teniendo incluso que correr en alguna ocasión», contó Pipo.
Su lucha por lo que consideraban justo no se redujo solamente al apoyo al movimiento obrero mediante la celebración de reuniones clandestinas en las parroquias o la participación en asociaciones sindicales, sino que algunos incluso llegaron a rechazar la ayuda que recibían del Estado.
«Nos negamos a recibir la paga que nos daba Franco porque queríamos ganarnos el pan con nuestro trabajo», destacó el sacerdote a la vez que remarcaba su firme oposición a la Iglesia ritualista tal y como estaba concebida en la época. «El cura tenía que estar también a otras cosas, no solo a los sacramentos», apostilló ante los asistentes a la ponencia, que escuchaban maravillados sus anécdotas.
Poca gente mejor que los que vivieron la situación en primera persona para realizar una descripción precisa y rebosante de detalles de lo que fueron esos años, en los que incluso desde Madrid se llegó a hablar de 'cisma' ante la división que se estaba dando en la Iglesia católica. «Es un auténtico lujo disponer del testimonio de estas personas», aseguraba una de las asistentes.
La actividad, concebida como una tertulia o debate entre los protagonistas de esta época, no solo congregó en el Centro Municipal Integrado de Pumarín-Gijón Sur a curas obreros, sino que entre los asistentes también se encontraba gente que había vivido con gran intensidad estos años, participando en manifestaciones, reuniones o reivindicaciones de carácter político-social y que desarrollaron interesantes puntos de vista sobre aquella época. «Yo era un chavalín, revolucionario convencido y no me perdía una manifestación. Por eso se de la importancia de los curas obreros y de cómo se involucraron en la lucha de los trabajadores», dijo nostálgico uno de los presentes, jubilado de Ensidesa.
«Testimonios inéditos»
El encargado de ejercer como moderador durante las más de tres horas que duró el encuentro fue Benjamín Gutiérrez, presidente de la Fundación Juan Muñiz Zapico, quien se mostró encantado con el resultado de la jornada. «La importancia de esta actividad es tremenda. Aquí hay gente aportando testimonios que no están en los libros», destacó.
Nadie quiso olvidarse tampoco del papel jugado por las mujeres religiosas de esta época. «Se habla mucho de los curas obreros, pero también habría que elogiar la valentía de algunas monjas que no dudaron en separarse de las injusticias que representaba la Iglesia católica de entonces», reclamaron desde el público.
El éxito de esta jornada no hace más que reforzar el objetivo marcado por sus organizadores, que no es otro que transmitir esta parte de la historia a las nuevas generaciones. «Muchas veces vamos a institutos a hablar sobre la lucha obrera y los alumnos nos miran extrañados porque no les suena de nada o les suena muy lejos. Por eso, es muy importante que conozcan estos testimonios y aprendan de la historia de sus mayores», dijo Gutiérrez.
Por su parte, los participantes se mostraron muy agradecidos a la organización. «Gracias a actividades de este tipo, podemos dar nuestra visión de las cosas y encontrarnos con amigos y hermanos a los que hacía mucho que no veíamos», expusieron.
La Fundación Muñiz Zapico honra la memoria de unos sacerdotes "totalmente olvidados"
J. M. Ceínos
El presidente de la Fundación Juan Muñiz Zapico, Francisco Prado Alberdi, reivindicó ayer el papel de los llamados curas obreros en Asturias durante el franquismo, así como que su historia se recoja en un libro específico,"un estudio de conjunto", que no existe, afirmó el exsecretario general de la Unión Comarcal de las Comisiones Obreras de Gijón, durante el primer acto de la Jornada "Curas obreros en el antifranquismo gijonés", que se celebró en el centro municipal de El Coto. La jornada tendrá hoy su continuación, a partir de las diez de la mañana, en el centro municipal de Pumarín Gijón Sur, con un encuentro de "curas en el movimiento obrero".
La edil de Cultura y Educación del Ayuntamiento de Gijón (que apoyó económicamente a la Fundación Juan Muñiz Zapico para la realización de la jornada), Ana Montserrat López Moro, destacó la labor de la citada fundación "en la recuperación de la memoria histórica", en este caso la historia de una parte de la iglesia católica "comprometida con la lucha obrera en el franquismo, como es el caso del Grupo de El Bibio", que se reunía en la casa de ejercicios situada en la carretera de Villaviciosa, frente al colegio de la Asunción.
Por su parte, José Manuel Zapico, secretario general de las Comisiones Obreras de Asturias, incidió en que se debe recuperar la memoria de los curas obreros "para seguir avanzando con su ejemplo", especialmente, subrayó, en los tiempos actuales, en los que, señaló, hay que luchar por subir los salarios, las pensiones y para "la igualdad salarial entre hombres y mujeres". También recordó Zapico que los curas obreros son "una parte del ADN" de las Comisiones Obreras y la "contribución de los cristianos y cristianas de base" al sindicato.
Finalmente, Francisco Prado Alberdi justificó la realización de la jornada debido a que el de los curas obreros "es un fenómeno desconocido y totalmente olvidado por las nuevas generaciones, de ahí que se deba recuperar su memoria".
Cerro el acto el profesor Juan Antonio Delgado de la Rosa, quien disertó sobre el movimiento de los curas obreros en España y presentó las biografías de Mariano Gamo, Francisco García Salve, José María de Llanos y José María Díez-Alegría.
El escritor Juan Antonio Delgado destacó los casos del padre Llanos en el Pozo del Tío Raimundo y de Francisco García Salve, quien presidió CC OO
Pablo Suárez, Gijón
En todas partes se dan excepciones y en la Iglesia católica de la segunda mitad del siglo XX, «un pilar esencial para el franquismo», también la hubo. Fue la protagonizada por los conocidos como curas obreros, figuras clave dentro del movimiento de los trabajadores y que tuvieron una presencia más que importante en Asturias. «La trayectoria de estos curas obreros está fuertemente enraizada en nuestra región», afirmó ayer el escritor Juan Antonio Delgado durante la primera de las dos actividades que conforman las Jornadas sobre Curas Obreros, un proyecto promovido por la Fundación Juan Muñiz Zapico de Comisiones Obreras con el apoyo del Ayuntamiento, y que busca acercar el papel jugado por estos eclesiásticos en el antifranquismo gijonés de las décadas de los sesenta y los setenta.
En la Vallecas más marginal
Delgado, autor de las biografías de dos de los curas obreros más ilustres como son el padre Llanos y Francisco García Salve, aprovechó su ponencia para destacar su importancia y recordar algunas de las historias más representativas de estos dos personajes. «El padre Llanos me llegó a confesar que quien realmente le había evangelizado y cambiado su manera de vivir habían sido los obreros», contó. Precisamente, el padre Llanos es quizás el cura obrero más conocido en España. Un jesuita convencido que, tras sufrir una crisis existencial en 1955, decide afincarse en El Pozo del Tío Raimundo, una zona marginal perteneciente al distrito de Vallecas de donde no se moverá hasta su muerte. «Tuve la oportunidad de convivir con él. Una persona entrañable con fuertes convicciones izquierdistas», recordó Delgado sobre un sacerdote que llegó incluso a ejercer militancia en el Partido Comunista Español dentro de la oposición clandestina al franquismo.
Otro de los que tomó la palabra en el acto celebrado en el Centro Integral de El Coto fue Francisco Prado Alberdi, presidente de la Fundación Juan Muñiz Zapico, quien destacó la importancia de las obras publicadas por Delgado. «Hay una gran escasez de trabajos sobre los curas obreros, y los que hay son bastante sectoriales. Uno de los fines de esta jornada es precisamente motivar la documentación de la historia de estos curas», remarcó.
«De ese caldo tan negro...»
Alberdi también puso el foco en el vínculo entre la religión cristiana y el sindicato de Comisiones Obreras. Aunque aparentemente parezcan dos instituciones inconexas, su relación queda patente en la figura de estos religiosos. «La Iglesia católica está muy unida a CC OO y quien piense lo contrario se equivoca», declaró, a la vez que incitaba a recuperar aquel ejemplo de las parroquias que supusieron «un oasis de libertad» en una época convulsa de la historia española. «De ese caldo tan negro que era la Iglesia de aquel momento surge un sector que se compromete con la justicia social y la lucha por la libertad. Sin duda, es un fenómeno sociorreligioso de gran importancia», destacó.
La jornada continuará mañana en el Centro Municipal Integrado de Pumarín-Gijón Sur, con un diálogo abierto al que asistirán algunos de los curas obreros de aquella época. «Tampoco hay que olvidarse de los curas obreros de hoy en día, que siguen llevando a cabo acciones sociales de gran relevancia», concluyó Delgado.
CCOO ensalza el papel de los curas obreros en unas jornadas que organiza este fin de semana la Fundación Juan Muñiz Zapico en Gijón
José Manuel Zapico recordó ayer en la inauguración que Francisco García Salve, "Paco el cura", fue encarcelado, junto a Camacho y otros dirigentes del sindicato, en el "Proceso 1.001", o que la Asamblea de Barcelona se celebró en una parroquia. Francisco Prado Alberdi destacó por su parte que muchos curas trabajaron como obreros y se comprometieron con la lucha de la clase trabajadora y por las libertades.
Abrió la jornada de ayer en el CMI de El Coto Montserrat López Moro, concejala del Ayuntamiento de Gijón, quien alabó la “intensa y rigurosa” labor de la Fundación Juan Muñiz Zapico y la importancia de recuperar la memoria histórica para “fortalecer los valores democráticos”.
Durante su intervención, el secretario general de CCOO de Asturies recordó que muchas veces las parroquias fueron “oasis de libertad en el oscuro franquismo”. José Manuel Zapico destacó también la importancia de reivindicar a aquellos curas obreros antifranquistas, que hoy estarían apoyando las luchas de los pensionistas o de las mujeres ante le 8 de Marzo.
A continuación, Francisco Prado Alberdi ahondó en la necesidad de rescatar la labor de aquellos hombres porque “el de los curas obreros es un fenómeno prácticamente desconocido”. El presidente de la Fundación Juan Muñiz Zapico, que era también un cristiano de base de las JOC al tiempo que militante de las comisiones obreras, dijo que frente a la Iglesia oficial que apoyaba al franquismo y la represión se levantaron aquellos curas obreros comprometidos con los derechos laborales y las libertades democráticas. “Aquello me dejó una huella muy profunda”.
Tras el acto inaugural, y presentado por el director de la Fundación, Benjamín Gutiérrez Huerta, intervino Juan Antonio Delgado, doctor en Filosofía e Historia Contemporánea y autor de las biografías, entre otros, de Francisco García Salve y el Padre Llanos. Tan clara tiene la vinculación de aquellos hombres con el sindicato que “si no se conoce la historia de los curas obreros no se conoce la historia de CCOO”.
Las jornadas continúan hoy sábado en el CMI Pumarín Gijón-Sur.
La Fundación Juan Muñiz Zapico reflexiona sobre el papel de los curas obreros en el antifranquismo gijonés
Alicia Álvarez, Gijón
Una conferencia y un diálogo abierto son las actividades que forman la Jornada con que la Fundación Juan Muñiz Zapico de CC. OO. de Asturias quiere recuperar, sobre todo para las personas más jóvenes, el papel que tuvieron los curas obreros en el antifranquismo gijonés durante las décadas de los sesenta y los setenta.
En un momento en que Iglesia Católica se situaba al lado del régimen franquista, un amplio grupo de curas se rebelaban en Asturias, muchos de ellos en Gijón (aunque el fenómeno tuvo especial presencia en las Cuencas) comprometiéndose con la lucha obrera.
Sus acciones y lo que se derivaron de ese apoyo se pone hoy y mañana a debate en Gijón con esta jornada dividida en dos sesiones:
- Viernes 23 de febrero a las siete en el CMI del COTO con la presentación de las biografías sobre curas obreros de la Editorial EDYMION sobre "Mariano Gamo, Francisco García Salve o el padre Llanos" elaborada por Juan Antonio Delgado.
- Sábado 24 de febrero en el Centro Municipal Integrado Pumarín Gijón Sur donde se darán cita curas obreros, cristianos y cristianas de base e historiadores y será para la reflexión y el debate.
Francisco Prado Alberdi, presidente de la Fundación Juan Muñiz Zapico estuvo en Hoy por Hoy Gijón.
El 23 y 24 de febrero de 2018 en Gijón, jornadas dedicadas al papel de los curas en el movimiento obrero en el antifranquismo de Gijón de los años 60 y 70 del pasado siglo.
En la lucha contra la dictadura el papel de los llamados curas obreros jugo un papel muy importante. Gijón fue uno de los epicentros de la lucha por la democracia y los derechos laborales del final de la dictadura y los sectores progresistas de la iglesia fueron parte de ella. La Fundación Juan Muñiz Zapico de CCOO de Asturias organiza estas jornadas, el 23 y 24 de febrero de 2018 en Gijón, dedicada al papel de los curas en el movimiento obrero en el antifranquismo de Gijón de los años 60 y 70 del pasado siglo. Buscando el reconocimiento público a dichas personas, el conocimiento académico del ámbito mediante la presentación de varios libros y la puesta en valor de aquella labor ecuménica, de lucha por la libertad y los derechos laborales.
El calendario se concreta el viernes 23 de febrero de 2018 a las 19:00 en el CMI del COTO. Al inicio del acto se presentarán las jornadas con la intervención de la Concejala de Educación y Cultura del Ayuntamiento de Gijón, Ana Montserrat López Moro, Jose Manuel Zapico Secretario General de CCOO de Asturias y Francisco Prado Alberdi Presidente de la Fundación Juan Muñiz Zapico. Tras el acto institucional se presentaran las biografías de la Editorial ENDYMION sobre Mariano Gamo, Francisco García Salve o el padre Llanos entre otros. Con su autor, Juan Antonio Delgado, profesor, Doctor en Filosofía y Letras, Historia Contemporánea, licenciado en Teología y estudios eclesiásticos. Acompañado por su editor Diego Iturriaga Barco.
El sábado 24 de febrero jornada encuentro sobre los curas en el movimiento obrero en el CMI Pumarín Gijón-Sur de 10:00 a 14:00. Con la participación de curas obreros, cristianos y cristianas de base, historiadores/as y entidades. Se trata de un encuentro donde recoger aportaciones y visiones sobre el tema a tratar cara a futuros estudios sobre el papel de los curas obreros en el final de la Dictadura en Gijón. En el coloquio contaremos con protagonistas directos para llevar a cabo un análisis tanto de la idea como de la historia de este tema. Siendo útil para la reconstrucción de la memoria social de Gijón. Especialmente de los años 60 y 70 del pasado siglo.
La actividad está subvencionada por el Ayuntamiento de Gijón. Es un proyecto de recuperación, difusión y conocimiento de la memoria social del Concejo de Gijón/Xixón.
JUAN ANTONIO DELGADO DE LA ROSA | Autor de varias biografías de curas obreros que presentará en la Fundación Juan Muñiz Zapico
"Ya hay curas obreros en los años cuarenta, nada más terminar la Guerra Civil, en contra de un régimen que conculca los derechos humanos"
J. M. Ceínos
Doctor en Filosofía y en Historia Contemporánea, licenciado en Estudios Eclesiásticos y Teología (está realizando la tesis doctoral en Teología sobre un escrito del padre Llanos), autor de nueve libros dedicados prácticamente todos a la iglesia progresista, Juan Antonio Delgado de la Rosa (1965) es docente en la Cooperativa Gredos San Diego de Madrid, una institución educativa de carácter laico.
Vivió en el Pozo del Tío Raimundo, un barrio de chabolas de la zona madrileña de Entrevías, y el próximo viernes, día 23 de febrero, a partir de las siete de la tarde, en el centro municipal de El Coto, presentará las biografías de los sacerdotes Mariano Gamo, Francisco García Salve, José María de Llanos y el gijonés José María Díez-Alegría Gutiérrez, con una introducción general sobre los curas obreros. El acto servirá como inauguración de la jornada "Curas obreros en el antifranquismo gijonés", que organiza la Fundación Juan Muñiz Zapico de las Comisiones Obreras de Asturias.
- ¿Cómo surge en España el movimiento de los curas obreros?
-Nace sobre todo a partir de la experiencia francesa de los curas obreros y se introduce poquito a poquito. Al acabar la Guerra Civil, ya en los años cuarenta, podemos decir que ya hay curas obreros, pero nacen sobre todo con la experiencia francesa que se inicia en 1906 y realmente estamos cumpliendo ciento doce años de curas obreros.
- En la Guerra Civil la iglesia católica oficial se alineó con los sublevados...
-Es una parte, y es una parte que nos han contado. Hay un sector conservador que, efectivamente, apoya al franquismo, pero también surge al mismo tiempo, al final de la contienda, sobre todo en el País Vasco, una fuente de curas que están en contra del franquismo y está todo el movimiento de la JOC (Juventud Obrera Cristiana). Es decir, el inicio de los curas obreros en España es nada más terminar la Guerra Civil en contra de un régimen que conculca los derechos humanos.
- ¿Curas vascos nacionalistas?
-Claro, y estamos hablando también de una cárcel para curas en Zamora y que el movimiento se consolida en los años cincuenta.
- ¿Qué papel desempeño en ello el Partido Comunista?
-Es muy importante, recuerde dos ejemplos que son muy importantes: Francisco García Salve y Mariano Gamo, dos sacerdotes que salen del movimiento obrero y están muy cercanos al comunismo. Los sacerdotes también tienen una vinculación con las Comisiones Obreras y por ello hay un enlace ahí muy importante de relaciones mútuas.
- ¿Por qué el padre José María de Llanos es la figura tal vez más conocida?
-Hay que distinguir que hay propiamente curas obreros y el padre Llanos, que algunos historiadores identifican como cura obrero, no lo es, como Díez-Alegría. Es verdad que apoyaron a los curas obreros y estuvieron en esa línea progresista, pero, claro, no fueron propiamente curas obreros, eran publicistas, pero se le considera a Llanos debido a que tenía una ascendencia muy importante sobre los curas obreros. Recuerde que el padre Llanos nació en 1906 y los curas de los que estamos hablando son de los años treinta. Él ya era un cura mayor, pero era un referente. Por su parte, José María Díez-Alegría es quien trae a España la Teología de la Liberación, por eso los dos son prototipos y maestros de los curas obreros.
- ¿Cuál fue la relación, entonces, entre la Teología de la Liberación y el movimiento de los curas obreros en España?
-Hay muchos curas que, en esa relación que mantienen con el mundo obrero, se incorporan al trabajo de Latinoamérica y desde 1968 viene toda una corriente de Teología de la Liberación que es aceptada en secerdotes como los jesuitas padre Nieto (Manuel García Nieto) y Díez-Alegría.
- ¿Entonces, la Teología de la Liberación nace de los curas obreros o es a la inversa?
-Podemos decir que la Teología de la Liberación nace en Latinomérica de toda esa corriente de curas y en España la recogen primero los intelectuales como Díez-Alegría. Nace en un contexto de obreros latinoamericanos, pero también nace en España con unos curas que habían roto con el maridaje del franquismo.
- ¿En qué partes de España tiene más presencia el movimiento de los curas obreros?
-Podemos decir que hay unas experiencias que son fundamentales. En 1963 David Armentía, que era un jesuita, se pone a trabajar cinco horas, y en 1964 Pedro Solabarría se pone a trabajar a jornada completa. Luego, en Cataluña, tiene una coordinación muy importante desde finales de los años sesenta y, sobre todo, en Bilbao, donde se introduce la JOC en los años treinta y eso también une mucho. También en Cataluña nace un movimiento de curas obreros muy organizado y posteriormente va pasando a otras zonas.
- ¿Y en Asturias?
-Nace también muy prontamente y Asturias es un baluarte de los curas obreros, ahí están una serie de huelgas que marcan no solo a Asturias también a toda España. Hay un movimiento muy importante de curas obreros y desde los años cincuenta podemos decir que en Asturias se certifica una presencia importante de los curas obreros que nunca se eliminó.
Jorge Espina Díaz
Hubo un tiempo en este país en que las palabras como compañero, obrero, fraternidad... tenían un sentido. Un tiempo en el que reclamar derechos o exigir libertad eran castigadas como rebelión o sedición (qué lejos, y qué cerca...) para los escasos valientes que lo hacían mientras una mayoría silenciosa vivía como si no pasara nada. Años y años en las cárceles de esa dictadura que hoy muchos quieren camuflar.
Y entre ese puñado de luchadores destacaron un escasísimo número de sacerdotes que, en aquellas décadas de ignominia en las que el dictador se pavoneaba bajo palio entre obispos que le daban y daban al botafumeiro, no dudaron en compartir en primera persona el sudor de los obreros. Por eso nombres como los del Padre Llanos, Francisco García Salve ('Paco el cura') o Mariano Gamo deben ser rescatados del olvido. Todos curas obreros, la mayoría dirigentes del naciente movimiento sindical que representaba Comisiones Obreras, los más, militantes del Partido Comunista de España, son hombres de leyenda. Al Padre Llanos por ejemplo lo llamaban 'el cura rojo'.
Cuentan que siempre viajaba en el destartalado autobús que comunicaba el Pozo del Tío Raimundo con el centro de Madrid. Este autobús estaba en un estado lamentable y sus ventanas no tenían cristales. Un día el Padre Llanos entregó cincuenta céntimos al cobrador.
-Perdone, pero cuesta una peseta, le dijo éste.
-Mire usted, la mitad del autobús está roto, y yo sólo pago por la otra mitad.
El resto de los viajeros le imitó, hasta que acabaron poniéndoles un autobús en condiciones. En 1955 se instaló en el poblado chabolista del Pozo del Tío Raimundo y luchó hasta que vió convertida aquella barriada miserable en un barrio habitable y digno como cualquier otro. Ayudó con sus manos a construir habitáculos para los que no tenían techo y, de la misma forma, el jesuita ayudó a impedir que las autoridades derribasen estas casuchas mientras no se ofreciese a cambio una vivienda digna a sus moradores.
A Paco el cura lo detuvieron con Camacho, Sartorius, Saborido, Juanín... Y lo condenaron en el Proceso 1001 a 19 años de prisión. Los cumplió en la prisión concordataria de Zamora. Al salir de prisión colgó los hábitos y trabajó de peón en la construcción hasta que, con la carrera de Derecho bajo el brazo, defendió a los suyos desde la Asesoría Jurídica de CCOO de la Construcción. El Padre Llanos y el cura Paco ya han muerto. Mariano Gamo no. De obrero a poeta, de cura a diputado por IU, su vida da también para muchos relatos.
Los tres serán recordados en las jornadas que este próximo fin de semana se celebran en nuestra ciudad organizadas por CCOO de Asturias con el apoyo de la Concejalía de Educación y Cultura. Una buena decisión por parte de nuestro Ayuntamiento que se viene a sumar a las inauguraciones de espacios públicos que en el anterior mandato municipal se hicieron para recordar a nuestros propios curas obreros.
Así, Cándido Viñas da nombre a un parque en Tremañes o Bardales en La Calzada. Pero aún es necesario recordar más nombres. Se me ocurre por ejemplo Jesús Ángel Fernández, párroco de Tremañes, trabajador en Hidroeléctrica, compañero de CCOO. Su nombre bien merece una calle. Por cura y por obrero.
En la lucha contra la dictadura el papel de los llamados curas obreros jugo un papel muy importante. Gijón fue uno de los epicentros de la lucha por la democracia y los derechos laborales del final de la dictadura y los sectores progresistas de la iglesia fueron parte de ella. La Fundación Juan Muñiz Zapico de CCOO de Asturias organiza estas jornadas, el 23 y 24 de febrero de 2018 en Gijón, dedicada al papel de los curas en el movimiento obrero en el antifranquismo de Gijón de los años 60 y 70 del pasado siglo. Buscando el reconociendo público a dichas personas, el conocimiento académico del ámbito mediante la presentación de varios libros y la puesta en valor de aquella labor ecuménica, de lucha por la libertad y los derechos laborales. La actividad está subvencionada por el Ayuntamiento de Gijón. Es un proyecto de recuperación, difusión y conocimiento de la memoria social del Concejo de Gijón/Xixón.
El calendario se concreta el viernes 23 de febrero de 2018 a las 19:00 en el CMI del COTO. Al inicio del acto se presentarán las jornadas con la intervención de la Concejala de Educación y Cultura del Ayuntamiento de Gijón, Ana Montserrat López Moro y Francisco Prado Alberdi Presidente de la Fundación Juan Muñiz Zapico. Tras el acto institucional se presentaran las biografías de la Editorial ENDYMION sobre Mariano Gamo, Francisco García Salve o el padre Llanos entre otros. Con su autor, Juan Antonio Delgado, profesor, Doctor en Filosofía y Letras, Historia Contemporánea, licenciado en Teología y estudios eclesiásticos. Acompañado por su editor Diego Iturriaga Barco.
El sábado 24 de febrero jornada encuentro sobre los curas en el movimiento obrero en el CMI Pumarín Gijón-Sur de 10:00 a 14:00. Con la participación de curas obreros, cristianos y cristianas de base, historiadores/as y entidades. Se trata de un encuentro donde recoger aportaciones y visiones sobre el tema a tratar cara a futuros estudios sobre el papel de los curas obreros en el final de la Dictadura en Gijón. En el coloquio contaremos con protagonistas directos para llevar a cabo un análisis tanto de la idea como de la historia de este tema. Siendo útil para la reconstrucción de la memoria social de Gijón. Especialmente de los años 60 y 70 del pasado siglo.
Asistirá la Concejala de Educación y Cultura del Ayuntamiento de Gijón
En la lucha contra el franquismo el papel de los llamados curas obreros jugo un papel muy importante contra la Dictadura. Gijón fue uno de los epicentros de la lucha por la democracia y los derechos laborales en aquellas décadas del final de la dictadura y los sectores progresistas de la iglesia fueron parte de ella.
El objetivo de la Fundación Juan Muñiz Zapico de CCOO de Asturias es realizar una jornada de dos días, el 23 y 24 de febrero de 2018 en Gijón, dedicada al papel de los curas obreros en el antifranquismo de Gijón de los años 60 y 70 del final de la dictadura. Buscando pues el reconocimiento público a dichas personas, el conocimiento académico del ámbito mediante la presentación de varios libros y la puesta en valor de aquella labor ecuménica, de lucha por la libertad y los derechos laborales. La actividad está subvencionada por el Ayuntamiento de Gijón. Es un proyecto de recuperación, difusión y conocimiento de la memoria social del Concejo de Gijón/Xixón.
El calendario se concreta el viernes 23 de febrero de 2018 a las 19:00 en el CMI del COTO con la presentación de las biografías sobre curas obreros de la Editorial EDYMION sobre Mariano Gamo, Francisco García Salve o el padre Llanos entre otros. Con su autor, Juan Antonio Delgado, profesor, Doctor en Filosofía y Letras, Historia Contemporánea, licenciado en Teología y estudios eclesiásticos. Acompañado por su editor Diego Iturriaga Barco.
Al inicio del acto se presentarán las jornadas en un acto con presencia la Concejala de Educación y Cultura del Ayuntamiento de Gijón, Ana Montserrat López Moro y Francisco Prado Alberdi el Presidente de la Fundación Juan Muñiz Zapico.
El sábado 24 de febrero jornada encuentro sobre los curas en el movimiento obrero en el CMI Pumarín Gijón-Sur de 10:00 a 14:00. Con la participación de curas obreros, cristianos y cristianas de base, historiadores/as y entidades memorialísticas.
Se trata de un encuentro donde recoger aportaciones y visiones sobre el tema a tratar cara a futuros estudios sobre el papel de los curas obreros en el final de la Dictadura en Gijón. En el coloquio contaremos con protagonistas directos para llevar a cabo un análisis tanto de la idea como de la historia de este tema. Una actividad que pretende conseguir el reconocimiento de aquellos religiosos por su papel en la lucha por la libertad y servir de encuentro a los mismos y también de base de inicio para futuras investigaciones. Siendo útil para la reconstrucción de la memoria social de Gijón. Especialmente de los años 60 y 70 del pasado siglo.
La Fundación Juan Muñiz Zapico organiza una jornada que se celebrará los próximos días 23 y 24 en El Coto y Pumarín
J. M. C.
Buscar "el reconocimiento público" a los llamados "curas obreros" y su "lucha por la libertad y los derechos laborales" en las dos últimas décadas del franquismo es el objetivo de la Fundación Juan Muñiz Zapico de las Comisiones Obreras de Asturias al organizar una jornada titulada "Curas obreros en el antifranquismo gijonés", que se celebrará los próximos días 23 y 24 de febrero.
Las actividades comenzarán a las 19.00 horas del próximo viernes, en el centro municipal de El Coto, con la presentación de las biografías, entre otros, de Mariano Gamo, Francisco García Salve o el jesuita José María de Llanos (el padre Llanos), con la presencia de su autor, Juan Antonio Delgado, doctor en Filosofía y Letras y en Historia Contemporánea y licenciado en Teología y Estudios Eclesiásticos.
Al día siguiente, 24 de febrero, a partir de las 10.00 horas, en el centro municipal de Pumarín Gijón Sur, tendrá lugar un encuentro con la participación de curas obreros, cristianos y cristianas de base, historiadores y entidades memorialísticas. La actividad finalizará a las 14.00 horas. Las personas interesadas en participar deben ponerse en contacto con la organización en fundacion.jmz@asturias.ccoo.es