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El director Alberto Vázquez busca reconocer el valor de unas mujeres sin las cuales «no se explicaría el Gijón de hoy en día» Un documental recoge el testimonio de mujeres trabajadoras en los años 60 y 70
Pablo Suárez, Gijón
«Mi padre era de derechas y no me quería dejar trabajar. Tuve que llevar una doble vida que me costó alguna que otra paliza». Confesiones como ésta de Maripaz Puente, una de las mujeres que se atrevieron a desafíar a la sociedad patriarcal de la época a través de la realización de labores que en aquel momento solo estaban concebidas para los hombres, son las que conforman el documental 'La lucha de las mujeres obreras'.
La obra, dirigida por Alberto Vázquez y subvencionada por el Ayuntamiento, recoge numerosos testimonios contados en primera persona por sus protagonistas. «Pretendemos conseguir el reconocimiento de aquellas mujeres que fueron determinantes para dar forma al Gijón que conocemos, a su sociedad y equipamientos sociales», afirmó Vázquez durante la presentación de su trabajo en el Ateneo de La Calzada, donde también estuvieron presentes la mayoría de las protagonistas.
«Ibas a una asamblea, dabas tu opinión y parecía que nadie te escuchaba. Llegaba un hombre, decía lo mismo y automáticamente se apuntaba esa opinión», relata Teresa Sanjurjo González en referencia a la inexistente participación de las mujeres en aquellos últimos años de dictadura. Una sociedad, la de aquel entonces, que entendía que las obligaciones de la mujer se reducían a cuidar del hogar y en la cual era necesario el consentimiento de una figura masculina para realizar cualquier tipo de acción, incluso comprar comida. «Muchas no nos dábamos cuenta de la mayoría de las cosas porque teníamos totalmente interiorizada la educación patriarcal. Sin embargo, la situación era muy grave», cuenta otra de las mujeres participantes.
Mujeres que fueron pioneras en la consecución de avances sin los cuales el colectivo femenino no tendría los derechos de los que disfruta hoy en día. «Entré a trabajar en la Tabacalera por 1952 y en cuanto pude me convertí en el enlace sindical de la fábrica. Evidentemente, todo esto lo realizaba de manera clandestina, porque por estar estaba prohibido hasta ir a mear», rememora Puente.
El documental se incluye en el proyecto de recuperación difusión y conocimiento puesto en marcha por el Ayuntamiento, y está impulsado por la fundación Juan Muñiz Zapico, perteneciente al sindicato de Comisiones Obreras.
El Ateneo de La Calzada acogió ayer la presentación del documental "La lucha de las mujeres obreras en los barrios de Gijón en el final de la dictadura (años 60 y 70 del siglo XXI)". El documental está promovido por la Fundación Juan Muñiz Zapico de CC OO.
En la imagen, participantes en el acto.
Un documental recoge testimonios de su lucha durante el final de la dictadura
La actuación de las mujeres obreras de los barrios de Gijón / Xixón fueron un asunto clave durante el final de la dictadura franquista.
El Gijón que ahora conocemos es en gran parte fruto de sus actuaciones. Salieron a la calle por los centros de salud, el medio ambiente, la educación o el aborto. Fueron determinantes para dar forma a la ciudad y es el momento de reconocerlas.
Testimonios de 10 de estas mujeres han sido recogidos en un documental que esta tarde a las 19:00 horas se estrenará en el Ateneo de la Calzada.
Asisitirán en persona la mayoría de ellas, y a los asistentes se les obsequiará con el dvd. Además, comenzarán a difundirse estas historias en institutos y centros culturales.
La Fundación Juan Muñiz Zapico estrena en el Ateneo el documental "La lucha de las mujeres obreras en los barrios de Gijón en el final de la dictadura", para recordar gestas casi olvidadas
J. M. Ceínos
Con ayuda económica del Ayuntamiento de Gijón para su realización, la Fundación Juan Muñiz Zapico de las Comisiones Obreras de Asturias presentará mañana, a las 19.00 horas, en el Ateneo de La Calzada, el documental "La lucha de las mujeres obreras en los barrios de Gijón en el final de la dictadura (años 60 y 70 del siglo XX)", con el que dicha fundación, en palabras de su presidente, Francisco Prado Alberdi, quiere "recuperar la memoria de las obreras y esposas de obreros que protagonizaron muchas movilizaciones para que en los barrios de Gijón hubiera colegios, centros de salud o parques". Y es que, según Prado Alberdi, "el movimiento obrero restó importancia al papel que jugaron las mujeres en aquellos años por entender que los hombres hacían la revolución y las mujeres la comida".
Bajo la dirección de Alberto Vázquez García, en el documental, de 110 minutos de duración, se recogen los testimonios de diez mujeres, entre ellas Manuela Villar Torre, apodada "Lola", viuda de Belarmino García, "Mino", quien durante muchos años fue el presidente de la Asociación de Vecinos de Pumarín. Lola y otras muchas mujeres del barrio, como de otras partes de la ciudad, "fueron determinantes en dar forma al Gijón que conocemos, a su sociedad y equipamientos sociales, un papel no suficientemente reconocido ni estudiado", en opinión de los responsables de la Fundación Juan Muñiz Zapico.
Un ejemplo de las luchas de las mujeres de los barrios gijoneses se encuentra donde confluyen las calles de La Alcarria, de El Ampurdán y de La Mancha, en Pumarín. Un espacio verde con juegos infantiles que desde el año 1998 lleva el nombre de Corrada del Valor Cívico en recuerdo de las mujeres que durante años lucharon para que en dicho terreno no se levantasen edificios y fuera destinado a una zona verde. Lo lograron tras acudir a los tribunales. "Primero empezaron varias mujeres del barrio con la protesta y luego ya nos implicamos desde la Asociación de Vecinos", explicaba el pasado sábado Lola en la Corrada del Valor Cívico, en compañía de Francisco Prado Alberdi y de su hijo José Manuel García Villar.
"Recuerdo que cuando vine a vivir a Gijón en 1971, a Pumarín, ya se hablaba de estas protestas de las mujeres del barrio", rememora Prado Alberdi, y "fue al principio del primer Ayuntamiento democrático, de alcalde José Manuel Palacio, cuando se hizo este parque", subraya José Manuel García Villar.
"Estuvimos mucho tiempo haciendo piquetes día y noche para no dejar entrar a las máquinas en el solar", explica Lola, que llegó a Gijón en 1954 procedente de Ciaño (Langreo) y vecina de Pumarín desde 1969. Como su marido y otros muchos miembros de las asociaciones de vecinos de la ciudad militaba en el entonces clandestino Partido Comunista.
Hace cincuenta años, especialmente con la puesta en marcha de la factoría siderúrgica de Uninsa, Gijón vivió una eclosión demográfica que requirió la construcción de miles de viviendas que dieron lugar a nuevos barrios. Algunos un modelo de urbanismo, como las Mil Quinientas, pero en otras zonas, como en la parte alta de Pumarín, se levantaron bloques sin orden ni concierto, formando callejones y sin zonas verdes. Eran los tiempos en los que los barrios sin urbanizar se convertían en barrizales con las lluvias. Hace meses el Ayuntamiento remodeló la Corrada del Valor Cívico, pero se quitó el rótulo con el nombre. Ahora la Fundación Juan Muñiz Zapico reivindica que "vuelva a haber placa y un texto que explique el porqué del nombre para que no se olvide su historia".