|
Nacido en Espiel, Córdoba, vendría a Asturias en búsqueda de un futuro mejor y desde el Pozo Mª Luisa se convertiría en líder de los mineros en las luchas del final de la Dictadura. Él mismo se definió en una entrevista como: "soy un minero, sindicalista asturiano adoptivo, que me siento en Asturias mejor que en ningún sitio".
Su ejemplo como líder sindical y político aun esta presente en las comarcas mineras. Desde la Fundación Juan Muñiz Zapico de CCOO de Asturias recordamos su legado con un concurso literario que, con su nombre, pone en valor cada año las luchas y vivencias de la colectividad minera.
En el 30 aniversario de su muerte los compañeros y compañeras de CCOO mantenemos viva su memoria.
Recordando su legado
Falleció el 23 de mayo de 1990, y un día como hoy, 25 de mayo, se le enterró en el cementerio de San Martín. Era un minero de las Comisiones Obreras, un sindicalista "asturiano adoptado". Aunque era natural de Espiel, un pueblo de Córdoba, su ejemplo como líder sindical y político sigue presente en las comarcas mineras. Se convirtió en un referente en las luchas obreras del final de la dictadura. Su formación era autodidacta. Su escuela, como alumno y maestro de solidaridad y compromiso, fue la mina y el Pozo María Luisa. Murió siendo el responsable estatal de la antigua federaciónn de minería.
Si el ser humano no se une es débil
El mejor tributo es salir de
la crisis del Covid19 todas las
personas juntas
Era una frase que decía Manuel Nevado Madrid: "el ser humano sin los demás es débil y desválido". Entonces, qué mejor tributo, que "o salimos todos juntos y juntas o no salimos", resaltó el secretario general de CCOO de Asturias en el íntimo homenaje en el cementerio, que organizaron la federación de Industria, la Unión Comcarcal del Nalón y la Fundación Juan Muñiz Zapico.
Se cumplen 30 años de la muerte, a causa de un cáncer, del dirigente de CCOO, nacido en Espiel, Córdoba, en 1940.
Benjamín Gutiérrez Huerta
El 23 de mayo de 1990 fallecía Manuel Nevado Madrid. Se cumplen por tanto ahora 30 años de su muerte. De origen cordobés, vendría a Asturias en búsqueda de un futuro mejor y desde el Pozu María Luisa (Llangréu) se convertiría en líder de los mineros en las luchas obras del final de la Dictadura. El mismo se definiría en una entrevista como "un minero, sindicalista, asturiano adoptivo, que me siento en Asturias mejor que en ningún sitio".
La historia de Manuel, es la de una familia humilde de Espiel, Córdoba, allí nació el 4 de noviembre de 1940 Manuel Nevado Madrid. Sus padres se desplazaron a Asturias a buscar trabajo en la década de los 50. Fue panadero y camionero antes de entrar a formar parte de la familia minera. Empezó a trabajar como ayudante de barrenista en el Pozo María Luisa, en Cíañu, y aquí comenzó también su trayectoria como líder antifranquista. Con 24 años ingresó en el PCE, siendo miembro del Comité Central del PCA hasta 1987 y candidato al Senado. Como constituyente de CCOO, creó la Federación Estatal Minera en 1978, siendo su Secretario General. Llegando a contar con 17.000 afiliados, 10.000 de ellos mineros asturianos. Nevado formó parte de la Organización Internacional de Mineros, y llegó a conocer todas y cada una de las minas españolas.
Un cáncer fue la causa de su muerte a los 49 años, el día 23 de mayo de 1990. Su despedida en el cementerio de San Martín del Rey Aurelio fue una demostración de duelo de los mineros del mundo, con más de 200 coronas y cientos de telegramas de todo el mundo.
Manuel Nevado es recordado como un gran luchador y excelente compañero, un sindicalista de ideas firmes, gran sentido del humor y una gran pasión: la mina. Su ejemplo como líder sindical y político aún está presente en las comarcas mineras. Desde la Fundación Juan Muñiz Zapico de CCOO de Asturias ponemos en valor su legado con un concurso literario que con su nombre. Pone en valor cada año, las luchas y vivencias de la colectividad minera.
Este 23 de mayo de 2020, dada la situación de excepcionalidad en la que nos encontramos no se ha podido organizar homenajes al uso pero si reconocimiento publico. En este sentido el una representación CCOO ha acudido este viernes pasado al cementerio de San Martín a rendirle tributo, en nombre de todos sus compañeros y compañeras de CCOO .
Desde la Fundación Juan Muñiz Zapico mantenemos viva su memoria con un espacio en nuestra web junto a las ediciones del concurso que lleva su nombre, desde donde se puede tener acceso a imágenes y escritos sobre su memoria. Manuel Nevado Madrid representa la lucha de los mineros en Asturias por sus derechos y las libertades. Del movimiento obrero como espacio de acogida y solidaridad.
Ramón García Piñeiro
El 23 de mayo de 1990 fallecía a causa del cáncer Manuel Nevado Madrid. Secretario General de la Federación Estatal Minera de CCOO, desde su fundación hasta su muerte y militante del PCE en Asturias. Nacido en Espiel Córdoba, llegaría a Asturias en búsqueda de un futuro mejor y desde el Pozo Mª Luisa se convertiría en líder de los mineros en las lucha del final de la Dictadura. El mismo se definió en una entrevista como: "soy un minero, sindicalista asturiano adoptivo, que me siento en Asturias mejor que en ningún sitio".
Como amasamos los sueños con materiales procedentes de nuestras propias carencias, sean estas personales o colectivas, celebro que se dedique un concurso literario a perpetuar la memoria de Manuel Nevado Madrid. No concibo mejor iniciativa para homenajear a un filántropo autodidacto que fue capaz de superar con determinación y esfuerzo una de las lacras que lastró a su generación: la ignominiosa ausencia de la más mínima formación académica. Este asturiano de Espiel (Córdoba), el último de cuatro hermanos, fue nacido en 1940, cuando los españoles con las manos encallecidas purgaban humillados la insolencia de haber pretendido un hueco tibio bajo el sol. Marcada su infancia por el recuerdo de la derrota y el estigma de la miseria, llegó a Ciaño (Langreo) en la década de los cincuenta con agujeros en los bolsillos y pueriles ilusiones sin estrenar. Fue primero panadero, repartidor ocasional después y, finalmente, chofer de circunstancias antes de descubrir que, en las entrañas de la tierra, subsistía un código de conducta laboral que susurraban en silencio sudorosos rostros tiznados por el polvo del carbón. En las profundidades de la mina Maria Luisa, entre el estruendo de barrenos y martillos, le fue enseñado el orgullo del oficio, la dignidad de mantener siempre la cabeza erguida frente a quien consideraba que, por ser trabajador, había que pedir permiso para respirar. A pesar de la violencia ejercida, no lo consintieron sencillos e indomables mineros como Otones, Portu, Arenas, Felichu, Pepe Ful, Fausto, Bayón, Braña, José El Gallegu, Herminio Serrano, Fraga Tasende, Carrión, El Cordobés, El Xaxu y tantos otros, con los que aprendió el significado de la palabra "compañero". En aquella primavera de los sesenta, bajo un régimen vesánico y cuando el declive minero ya se vislumbraba en el horizonte, se adhirió con ellos al principio que iluminó su corta pero intensa trayectoria: la solidaridad de clase.
La ira ante el fatídico accidente minero que golpeaba aleatoriamente y con metódica crueldad, la indignación por el silicótico que jadeaba y expectoraba sin aliento al caminar, la rabia por el abuso prepotente y despótico en el centro de trabajo, la irritación ante la represalia adoptada contra el compañero que daba un paso al frente y gritaba ¡basta ya!, y, por encima de todo, el ansia de libertad, le llevaron al compromiso político y sindical. Hacia 1964 ingresó en el PCE y, a la par, se incorporó como destacado activista al movimiento sociopolítico de resistencia obrera que recibió el nombre de Comisiones Obreras. Ahora que el sambenito de la maledicencia pende sobre la figura del sindicalista, desacreditado como sujeto parasitario del trabajador al que dice defender, conviene recordar que, en aquel tiempo, al que ponía la cara se la partían. Para quedarse el primero de brazos cruzados en la casa de aseo sin bajar la percha, para formar parte de una comisión que se erigía en representación obrera al margen de los cauces oficiales, para presentarse a las elecciones sindicales y llevar la genuina opinión de los trabajadores a las Juntas Sociales del Sindicato Vertical, para encabezar escritos dirigidos a las autoridades o, en fin, para manifestarse abiertamente por las calles, hacia falta firmeza en las convicciones y valor para arrostrar las crueles consecuencias, virtudes de las que no adoleció Manuel Nevado. Entre los abnegados luchadores que rompieron el silencio y el miedo con estas arriesgadas prácticas no fue, sin duda, el más damnificado, lo cual no fue óbice para que fuera encarcelado en dos ocasiones por sus actividades. Con el respaldo de los compañeros de trabajo, también cabalgó el caballo de Troya del entrismo, urdido a la sazón por los opositores más decididos para corroer desde dentro la fortaleza de un régimen que se resistía a claudicar.
Con esta experiencia afrontó la tarea de vertebrar un sindicato de nueva creación en la turbulenta España de la transición. Mientras que el PCE quedaba relegado a un espacio subalterno en la arena política de la izquierda española, sembrando el desánimo en quienes calculaban los votos en función de los días de cárcel acumulados, la Central Sindical de CCOO asumió la condición de sindicato mayoritario sin más aval que el carisma adquirido por los sindicalistas que encabezaron la resistencia en los años de plomo de la Dictadura. Las maniobras de los gobiernos de UCD, las presiones de la patronal, los fondos de la socialdemocracia europea, la manipulación mediática, la influencia de los resultados electorales y la fuerza de las lealtades sindicales arraigadas en la conciencia remota de los trabajadores, se vieron sorprendentemente neutralizadas e incluso superadas ante el crédito atesorado por luchadores tenaces e insobornables como Manuel Nevado Madrid. De este prestigio precisó para contrarrestar el infantilismo de quienes postulaban el mantenimiento de las señas de identidad utilizadas bajo el franquismo -el llamado "sindicalismo de nuevo tipo"- y el radicalismo de quienes pretendían convertir al sindicato en un instrumento de permanente movilización laboral. Fue en este incierto trance cuando Manuel Nevado adoptó el punto de equilibrio entre el agitador vehemente capaz de paralizar un centro de trabajo con la convicción de su discurso y el organizador sistemático y previsor que recela de los pseudorevolucionarios brindis al sol. La respuesta sindical, sostuvo este dirigente autodidacto de recién estrenado pragmatismo, debía residir en el nivel medio de la conciencia obrera, ya que tan execrable era la complacencia con el poderoso por amarillista como el estéril radicalismo que abocaba a un vanguardismo nihilista y sin futuro.
Con estas credenciales encabezó, desde 1978 hasta su muerte, a los mineros españoles, liderazgo refrendado, dentro de CCOO, en tres procesos congresuales. Perteneció, además, a la Comisión Ejecutiva de la Confederación Sindical, fue miembro de la Comisión Política de la Organización Internacional de Mineros, representó a su sindicato en la Comunidad Europea y se erigió en portavoz de una corriente de opinión dentro del comunismo asturiano. En un contexto marcado por el paulatino desmantelamiento del sector y dada la enérgica resolución que imprimía a sus acciones, en estas responsabilidades fraguó lealtades incondicionales, cinceladas en el fuego lento de las ilusiones compartidas, e irreconciliables rivalidades, surgidas tanto dentro como fuera del movimiento sindical al que pertenecía. Al margen de su tenaz firmeza ante patronos y gobiernos, a los que hizo frente para evitar la desindustrialización sin alternativas de las cuencas mineras, fue proverbial el áspero pulso que sostuvo en Asturias con José Ángel Fernández Villa y el villismo, tarea en la que coincidió con un sindicalista no menos impulsivo y singular: José Antonio Saavedra. Codo con codo escenificaron ambos un anticipo de la unidad obrera en el ámbito de la acción sindical, no exento en su gestación de formulaciones oportunistas como la pregonada Unión Nacional de Mineros, pero que coadyuvó a la postre al establecimiento de puentes de diálogo entre las dos grandes centrales sindicales. Tenso y sin tregua fue, asimismo, el enfrentamiento interno que mantuvo durante años con Avelino García, secretario general del Sindicato Regional de la Minería en Asturias, con el que dirimió de forma convulsiva las atribuciones que correspondían a cada nivel organizativo dentro de la estructura sindical. En el PCA, del que fue candidato a senador, formó parte del llamado "sector minero", aquel que en un tiempo de zozobra identificó en la trayectoria y en la figura de Gerardo Iglesias el talento y el carisma necesario para reorientar la nave.
Este hijo del hambre y la necesidad no gastó los bancos de la escuela, como reconoció entre sus íntimos con pesadumbre, pero mantuvo hasta el final de sus días un conmovedor deseo por aprender y superarse. Sin haber pasado por las aulas, tan inquieta y libérrima fue su curiosidad que, sin desmerecer, podía conversar con Cousteau de fauna submarina o con Malinowski de la conducta sexual de los aborígenes en las islas Trobriand. Hedonista y catedrático de la vida, submarinista aficionado y antropólogo frustrado, fue, sin pretenderlo, por pura necesidad, sindicalista. Se entregó sin reservas a este cometido porque no encontró otro modo de decir que todos, hasta el más humilde, somos merecedores de consideración y respeto. Tras superar un dramático accidente de automóvil acaecido el 15 de septiembre de 1986 cerca de Barros, que le mantuvo postrado durante meses en la UVI, este perdedor de mil batallas que nunca supo del fracaso sucumbió, en la madrugada del 23 de mayo de 1990, ante un devastador e irreversible proceso cancerígeno. Le bastó medio siglo, la insignificancia de cincuenta años, para adquirir esa condición de "imprescindible" que Bertolt Brecht reservó para quienes han dedicado su vida al servicio de los demás.
En el aniversario del fallecimiento del destacado sindicalista minero, miembro de Comisiones Obreras
Esther Barbón, CC.OO. del Nalón
En cierta ocasión le preguntaron a Manuel Nevado Madrid qué había aprendido en la vida. Y él escogió muy bien las palabras: "Que el ser humano sin los demás es débil y desvalido". Fue en una entrevista publicada en 1990 en el periódico "El Sindicato" de Comisiones Obreras, la organización a la que entregó buena parte de su inteligencia y su coraje, de su vida. Pasa el tiempo pero queda el ejemplo, la huella imborrable de personas que, como él, han hecho historia. Hace ya treinta años, un 23 de mayo, nos dejaba Manuel Nevado Madrid.
Había nacido en 1940 en el pueblo cordobés de Espiel, y en la década de los cincuenta llegó a Ciaño. Fue panadero en Sama, repartidor, chofer, antes de adentrarse un día en las entrañas de la mina María Luisa, donde aprendería ese duro oficio, donde arrancaría también su decidido compromiso en la lucha por la dignidad laboral y los derechos civiles. Allí entendería el significado más profundo de la palabra "compañero" y el sentido de la solidaridad de clase.
"La ira ante el fatídico accidente minero que golpeaba aleatoriamente y con metódica crueldad, la indignación por el silicótico que jadeaba y expectoraba sin aliento al caminar, la rabia por el abuso prepotente y despótico en el centro de trabajo, la irritación ante la represaría adoptada contra el compañero que daba un paso al frente y gritaba ¡basta ya!, y, por encima de todo, el ansia de libertad, le llevaron al compromiso político y sindical", escribió el historiador Ramón García Piñeiro.
Así que ahí tenemos a Manuel Nevado Madrid ingresando en PCE en el año 64 e incorporándose al movimiento sociopolítico de las primeras comisiones obreras. Una implicación que solía salir cara, y que a él mismo le llevó dos veces a la cárcel.
Él, y tantos otros luchadores legendarios, como Otones, Felichu, Fausto, Bayón, El Cordobés. lideraron la resistencia contra la dictadura franquista y fueron la punta de lanza del sindicalismo de clase que empezaba a representar CCOO. Pero Nevado Madrid tenía un carisma especial. Se ha destacado de él que era tenaz e insobornable, con un "olfato sindical" de primer orden, capaz de mantener el difícil equilibro entre el sindicalista enérgico que arengaba a su compañeros en el tajo y la persona organizada y previsora que también era.
Una entrega y unas virtudes que, sin él pretenderlo, acabaron convirtiéndole en un líder indiscutible de los mineros españoles, a quienes representaría en diversos cargos sindicales. Cuando le preguntaban quién era, Manuel Nevado respondía: "un minero" y "un sindicalista asturiano adoptivo".
Por eso tiene una plaza en Ciañu, y un hueco de honor en nuestra memoria colectiva. También da nombre desde 2004 al concurso de microrrelatos mineros que convoca la fundación Juan Muñiz Zapico, el único en el mundo en su género. Seguro que le emocionaría saber que a su nombre se han remitido miles de originales en todos estos años. Literatura minera como tributo.
Son gestos que demuestran la enorme deuda que tiene nuestra sociedad con personas como él, con toda una generación de trabajadores y trabajadoras que conquistaron espacios de libertad, democracia y derechos laborales de los que nos beneficiamos quienes vendríamos después. Y que nunca podremos agradecer suficientemente.
De no haber fallecido hace 30 años por culpa de un cáncer, hoy Manuel Nevado Madrid seguiría luchando por unas cuencas mineras en las que poder vivir y trabajar, exigiendo una transición energética que haga justicia con esta tierra que tanto aportó, reclamando una sanidad y una educación públicas a la altura de los retos, manifestándose por las pensiones dignas, exigiendo la igualdad y los derechos de las mujeres. En aquella entrevista de 1990 también le preguntaron contra qué se revelaba Manuel Nevado Madrid. Y entonces dijo: "Contra los abusos y las desigualdades". Y contra eso luchó toda su vida. Por eso le admiramos tanto. Por eso su ejemplo mantiene la vigencia. Y anima a seguir el camino que nos mostró.
Dirigía la Federación Estatal de CCOO de la Minería, de la que dependían 10.000 mineros asturianos
Hoy se celebra el 30 aniversario del fallecimiento de uno de los históricos dirigentes sindicalistas que ha dado la minería asturiana: Manuel Nevado Madrid.
En el día de su muerte, en mayo de 1990, dirigía la Federación Estatal de CCOO de la Minería, de la que dependían 10.000 mineros asturianos.
Manuel Nevado Madríd era tan de las cuencas mineras asturianas que nació en Espiel, en la provincia de Córdoba. Su prematura muerte a los 49 años hace hoy 30, llenó de dolor y luto las Comisiones Obreras, pero también lo dotó de uno de sus referentes.
Comisiones Obreras ha querido honrar hoy la memoria de Nevado en un acto íntimo, lleno de la misma que llenó hace 30 años el cementerio de San Martín, en Sotrondio, de coronas y orgullo.
Homenaje a Manuel Nevado Madrid en el 30 aniversario de su muerte, un referente de la lucha de CCOO Comisiones Obreras por los derechos de trabajadores y trabajadoras.
Se cumplen 30 años del fallecimiento de Manuel Nevado
Benjamín Gutiérrez Huerta
«Un dirigente fundamental en el sindicalismo y un comunista de verdad». Con esa contundencia lo definió el mismísimo Horacio Fernández Inguanzo. Este 23 de mayo de 2020 se cumplen 30 años del fallecimiento de Manuel Nevado Madrid. El cáncer nos arrebató al que fue cabeza de los mineros españoles y asturianos, en el final de la dictadura y la transición política. Porque Manuel Nevado ante todo era un minero y, allí donde había minas y mineros, acudía y daba voz a la reivindicación, y forma a la lucha por lo derechos laborales, sociales y políticos de la colectividad minera.
Nevado Madrid entendía el mundo de la mina como parte de la comunidad, como un motor de la misma. Una vanguardia laboral para la mejora del conjunto de la sociedad. Se formó de una forma autodidacta. En el pozo María Luisa aprendió del mundo del trabajo, la solidaridad, la lucha sindical y política de la cuenca del Nalón de aquellos años. Fue la vida de un adolescente que llegó a Asturias desde su pueblo de Espiel, en Córdoba, buscando trabajo y futuro y acabó por ser un líder minero. En aquellos años, donde el liderazgo no era resultado de un proceso interno organizativo, sino resultado de una referencia, Nevado fue referente y encabezó los conflictos donde los mineros asturianos fueron una vez más vanguardia de la lucha por las libertades.
Hace 30 años, su entierro en Sotrondio fue un acto multitudinario. Su féretro fue portado entre otros por Marcelino Camacho y Antonio Gutiérrez, Presidente y Secretario General de la Confederación de CCOO en aquel momento. Decir el nombre de Nevado en las cuencas mineras durante su larga trayectoria era decir un nombre que infundía respeto y reconocimiento. ¿Cómo fue posible que un joven inmigrante acabase encabezando un movimiento sindical como el de Comisiones Obreras en la minería, aunando el respeto de las generaciones anteriores, que habían vivido la Guerra Civil, y de los más jóvenes? frente a la ruptura de clase entre precarios y fijos, entre naturales y foraneos, la minería asturiana es modelo de integración y combatividad.
Hace 30 años, Manuel Nevado Madrid era una referencia indiscutible, no solo del ámbito laboral si no de conjunto de sociedad. Se decía de él: «Honestidad insobornable en defensa de los trabajadores», «dedicó su vida a la lucha por la justicia social», «llegó con una mano delante y con otra detrás, y así fue cómo se marchó». Fue un modelo de sindicalista y dirigente comunista, de las CCOO y del PCE.
Pero la memoria es efímera y por eso es tan importante la labor de entidades como la Fundación Juan Muñiz Zapico de CCOO de Asturias, labor de fomento de la investigación y puesta en valor de la Historia del movimiento obrero.
Porque al final la Historia del movimiento obrero es, en cierta media, la de los perdedores. Por que al final la historia de las luchas de los hombres y mujeres va difuminándose por el paso del tiempo e incluso por la desaparición de sus vestigios físicos. Si hoy encuestásemos en las mismas cuencas mineras sobre Manuel Nevado Madrid veríamos la diferencia generacional entre sus coetáneos y las nuevas generaciones. Vivimos en una sociedad donde los jóvenes no saben quiénes eran sus bisabuelos, cómo vivían y de qué. Y esa desmemoria no es algo secundario. Es parte fundamental de un sistema que fomenta esa falta de conciencia de clase, ese no saber de dónde se viene, de las luchas y realidades que fueron fundamentales en la configuración de la realidad social en la que se vive ahora. Brecha generacional pero también digital. Hace 20 años el nombre de Manuel Nevado Madrid apenas generaba media docena de resultados de búsquedas en Internet. Vivimos en mundo digital que hace aún más necesario buscar la difusión de la investigación histórica y hacer llegar la Historia al conjunto de la sociedad, como instrumento pedagógico y cultural, como reconocimiento a nuestra propia Historia. Hay otras herramientas, como bien hemos demostrado con el concurso de relatos mineros que lleva el nombre de Nevado. Lleva ya XVI ediciones y miles de participantes, convirtiendo la literatura en "la mina que no cierra" como siempre dice el catedrático Benigno Delmiro Coto, cabeza del jurado del concurso. Se trata de una puesta en valor del mundo de la mina y del nombre de Manuel Nevado Madrid, porque al final Nevado Madrid es la representación de una época no tan lejana, de unas comunidades mineras que son reconocidas a nivel mundial por su capacidad de ejemplificar los valores de lucha y solidaridad. La Historia de los mineros asturianos durante la Dictadura y de la Federación Estatal Minera, del que Manuel Nevado fue secretario general hasta su muerte, fue investigada y escrita por Ramón García Piñeiro en dos obras de referencia: Los mineros asturianos bajo el franquismo (1937-1962) y Mineros, sindicalismo y huelgas.
Como hijo de un picador del pozo María Luisa, mi referencia de Nevado es la de un niño que en el chigre, entre los mineros, oía una y otra vez mencionar su nombre y su liderazgo: Nevado decía, Nevado planteaba... Era una figura indiscutible. Recuerdo en mi adolescencia a mi padre, siguiendo la tónica general, decir «no te metas en líos y estudia». Esa frase tan repetida y que representa la de una sociedad que quiso olvidar sus sufrimientos pasados, soñando con un futuro mejor que al final no llegó como se esperaba. Y qué mejor respuesta le pudo dar un hijo a su padre minero: «Si Nevado no se hubiese metido en líos, no habríais conseguido lo que conquistasteis».
Manuel Nevado Madrid representa a toda esa generación que demostró que los derechos no se heredan. Nos los habían arrebatado por la fuerza y los reconquistaron con la movilización y la organización. Hoy Nevado es mas necesario que nunca para reivindicar el mundo de la mina y lo que representa del sindicalismo y de la lucha por una sociedad mas justa. Manuel Nevado Madrid, un hombre bueno que luchó toda la vida. Como él mismo se definió: «Soy un minero, sindicalista asturiano adoptivo, que me siento en Asturias mejor que en ningún sitio».
El 23 de mayo de 1990 falleció a causa del cáncer Manuel Nevado Madrid, Secretario General de la Federación Estatal Minera de CCOO, desde su fundación hasta su muerte. Nacido en Espiel, Córdoba, llegó a Asturias en búsqueda de un futuro mejor y desde el Pozo Mª Luisa se convertiría en líder de los mineros en las lucha del final de la Dictadura. El mismo se definió en una entrevista como: "soy un minero, sindicalista asturiano adoptivo, que me siento en Asturias mejor que en ningún sitio".
La historia de Manuel comenzó en el seno de una familia trabajadora en Espiel, Córdoba, allí nació el 4 de noviembre de 1940 Manuel Nevado Madrid. Sus padres se desplazaron a Asturias a buscar trabajo en la década de los 50. Fue panadero y camionero antes de entrar a formar parte de la familia minera. Empezó a trabajar como ayudante de barrenista en el Pozo María Luisa, en Cíaño, y aquí comenzó también su trayectoria como líder antifranquista. Con 24 años ingresó en el PCE, siendo miembro del Comité Central del PCA hasta 1987 y candidato al Senado. Como constituyente de CCOO, creó la Federación Estatal Minera en 1978 y se convirtió en su Secretario General hasta su muerte. Nevado formó parte de la Organización Internacional de Mineros, y llegó a conocer todas y cada una de las minas españolas.
Un cáncer fue la causa de su muerte a los 49 años, el día 23 de mayo de 1990. Su despedida en el cementerio de San Martín del Rey Aurelio fue una demostración de duelo de los mineros del mundo, con más de 200 coronas y cientos de telegramas de todo el mundo.
Manuel Nevado es recordado como un gran luchador y excelente compañero, un sindicalista de ideas firmes, gran sentido del humor y una gran pasión: la mina. Su ejemplo como líder sindical y político aún está presente en las comarcas mineras. Desde la Fundación Juan Muñiz Zapico de CCOO de Asturias se recuerda su legado con un concurso literario que lleva su nombre, con el que se pone en valor cada año las luchas y vivencias de la colectividad minera. En el 30 aniversario de su muerte los compañeros y compañeras de CCOO mantienen viva su memoria.
El 20 Aniversario se celebró con un acto literario e institucional en su pueblo natal de Espiel.
El secretario general de la Federación Estatal de la Minería de Comisiones Obreras, Manuel Nevado Madrid, falleció en la madrugada de ayer en Oviedo, víctima de un proceso cancerígeno. Nevado, uno de los dirigentes históricos del sindicalismo minero español y militante comunista desde 1964, había nacido en Andalucía, pero fue en Asturias, en contacto con el movimiento obrero de la región y las huelgas antifranquistas que protagonizaron las comarcas mineras asturianas, donde decidió su militancia comunista y su activismo sindical, circunstancias por las que fue encarcelado en dos ocasiones.En la actualidad, y desde 1978, era el máximo dirigente de los 17.000 mineros (10.000 de ellos asturianos) integrados en la federación estatal minera de CC 00, con implantación en Castilla y León, Aragón, Cataluña, Andalucía, Galicia, Castilla-La Mancha y el Principado de Asturias. Era también miembro de la comisión política de la Organización Internacional de Mineros (OIM) y de la Comisión para la Armonización de las Condiciones de Trabajo de la Comunidad Europea.
Hasta su definitiva hospitalización, hace dos semanas, Nevado participó en las mesas de negociación de los planes de reducción de la minería privada española.
Gerardo Iglesias, ex coordinador estatal de Izquierda Unida y picador en la empresa minera Hunosa, destacó también la "firmeza singular" de Nevado como su rasgo más acusado. "Anteanoche, se despidió de mí preguntándome por la lucha sindical. Era un comunista de los pies a la cabeza".
Manuel Nevado nació en Espiel (Córdoba) en 1940, en el seno de una familia muy humilde. Era el menor de cuatro hermanos y cursó estudios primarios. Con su familia se trasladó a Asturias en los años cincuenta. Ingresó en el clandestino Partido Comunista de España (PCE) cuando contaba 24 años. Durante el franquismo participó en asambleas y acciones sindicales de diverso tipo. Trabajó de panadero y como camionero antes de ingresar como minero en la mina Monte María Luisa, donde alcanzó la categoría de ayudante barrenista. A partir de ahí acrecienta su actividad política y sindical.
Tras la llegada de la democracia fue elegido secretario general de la federación estatal minera de CC OO, de la que fue promotor. Desde entonces fue sucesivamente reelegido en los siguientes congresos y fue miembro del Comité Central del Partido Comunista de Asturias hasta 1987.
Galería fotográfica de Manuel Nevado Madrid al son de Asturies: tiempu de nosotros, con música de Nuberu y letra de Xuan Marcos